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Metropolis II, una escultura con más de 1.000 coches

El artista Chris Burden tardó cuatro años en construir Metropolis II, una escultura con más de 1.000 coches de juguete que circulan a 240 km/h de velocidad relativa entre edificios de cartón piedra y metal y que recrean cómo será la ciudad del futuro.

Desde hace dos años, los niños de Los Ángeles (EEUU) piden sin cesar a sus padres que les lleven al Lacma, el museo de arte del condado. ¿Quieren ver uno de los murales que allí hay de Diego Rivera o uno de los cuadros de Frida Khalo? Probablemente, no, porque desde que un coleccionista cedió a esta institución la instalación Metropolis II, esta escultura con más de mil coches de juguete que se ha convertido en el símbolo y principal polo de atracción del Lacma.

Mientras tiran de la mano de sus padres, los niños pasan corriendo ante la fantástica colección de objetos de arte precolombino o los murales de José Clemente Orozco para quedarse hipnotizados ante la colosal instalación de Chris Burden, cuya construcción le llevó a él y a su ingeniero jefe, Zak Cook, cuatro largos años. La idea se le ocurrió tras un encargo de un museo de Japón para el que construyó Metropolis I, la primera versión de una ciudad por la que circulaban ‘solamente’ 80 modelos a escala. Metropolis I se exhibió durante 10 meses para luego, como la muchos de los trabajos de Burden, ser destruido para siempre.

Por suerte, alguien compró Metropolis II por una cifra cercana al millón de dólares, así que no es muy probable que corra la misma suerte. Eso sí, en principio, solamente será posible ver esta obra de arte hasta 2020, puesto que la cesión al Lacma era solo por 10 años. Pero, ¿Qué mensaje quiere transmitir con esta escultura con más de 1.000 coches de juguete? A lo largo de su carrera, en la que ha llegado a exponer un vídeo en el que un amigo le disparaba con una escopeta en el brazo, Chris Burden no ha mostrado ningún interés en los coches o en los sistemas de transporte.

Sin embargo, si obvias un poco la música que acompaña al vídeo, te darás cuenta de que los exactamente 1.100 vehículos a escala, que circulan por hasta 18 autopistas -una de ellas con seis carriles- a una velocidad relativa de 240 km/h producen una sensación de angustia y desasosiego en el espectador. Cada hora, los pequeños vehículos a escala realizan unos 100.000 trayectos. No hay componentes electrónicos, todo es mecánico, así que el ruido es parecido al que escucharías en una tienda de relojes suizos de cuarzo. Cada coche conserva un movimiento sincronizado y sigue una trayectoria inexorable, como si la era de la libertad que abrió el automóvil fuera solamente un recuerdo en Metropolis II, la ciudad del futuro según Chris Burden.

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