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Coches míticos: Mercedes SL 73 AMG de 1999

Nacho de Haro

El Mercedes SL 73 AMG es una auténtica rareza, un coche que representa la máxima expresión de la generación R 129 del SL y del que tan solo fabricaron 85 ejemplares. ¿Su característica más destacable? Montaba con un motor 7.3 V12 atmosférico, un enorme propulsor que también se usó en los exclusivos Pagani Zonda.

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Hace ahora 16 años que dejó de fabricarse el imponente Mercedes SL 73 AMG, un modelo que estuvo en producción entre 1999 y 2001 y del que en total tan solo se fabricaron 85 unidades, convirtiéndolo así en la versión más especial de esta generación del Mercedes SL (R 129). Hoy queremos recuperar su historia para continuar con la saga de reportajes de coches míticos que empezamos a finales del pasado año con otro vehículo legendario de la firma de la estrella, el Mercedes Clase E Coupé (C124), que hace poco celebró su 30 aniversario.

Este SL 73 AMG es uno de los vehículos más imponentes de su época y también es considerado como uno de los productos de AMG más exclusivos, especialmente por su gigantesco motor, que es una de las mecánicas más grandes montadas en un automóvil de producción en serie en Europa. Porque se trata de un bloque 7.3 V12 atmosférico, la misma motorización que (con ligeros ajustes) anima a los siempre espectaculares Pagani Zonda.

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A lo largo del periodo que estuvo en producción esta generación R 129 del icónico descapotable de Mercedes, el vehículo contó con un total de tres motores V12 diferentes. De ellos, el 7.3 es de lejos el más especial. Produce unos llamativos 525 CV de potencia y un par máximo de 750 Nm, lo que permitía al Mercedes SL R 129 más deseado acelerar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos (hay que tener en cuenta que su peso es muy elevado, más de dos toneladas) y alcanzar una velocidad punta limitada electrónicamente a 250 km/h, aunque si el propietario lo deseaba, AMG podía elevar esa cifra hasta los 300 km/h.

Como te estarás imaginado, colocar un gigantesco motor V12 de más de 7 litros en el morro del Mercedes SL afectó significativamente a su comportamiento. AMG lo equipó con un conjunto de suspensiones reforzadas, al tiempo que incrementó el rendimiento del equipo de frenos para poder detener a esta mole. Sin embargo, estos cambios no fueron suficientes para garantizar una dinámica ágil y precisa, como el propio Jeremy Clarkson pudo comprobar en una prueba que realizó en 2001 y en la que dijo que no estaba impresionado por el “comportamiento generalmente impreciso” del coche y por unos “frenos que transmiten poca confianza”.

Lo que sí le gustó a Clarkson era la capacidad que tenía este SL para destrozar sus neumáticos traseros una vez que había desconectado el control de tracción. Hoy en día es difícil encontrar una unidad a la venta del Mercedes SL 73 AMG, pero no imposible. De hecho, hace poco había un ejemplar a la venta en el mercado de coches de ocasión en España, pero ya no está disponible (o eso, o han eliminado el anuncio). Pedían por él más de 200.000 euros, una cantidad muy superior a la de otros SL de la generación R 129, pero justificada por su rareza y exclusiva motorización.  

Fuente: CarThrottle

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