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Prueba: Mercedes S 65 Coupé AMG

630 CV, 1.000 Nm de par, de 0 a 100 en km/h en 4,1 segundos... No, no estamos hablando de un deportivo radical, sino de unos de los coches más superlativos y lujosos del mundo: el Mercedes S 65 Coupé AMG.

¿Se puede ser aún más superlativo? Es algo que se plantean habitualmente los clientes de AMG. Y como la firma deportiva de Mercedes siempre está dispuesta a contentarles, no se corta en recurrir a los 12 cilindros. Para muchos, este motor de seis litros es la joya de la corona de Mercedes. Las cifras hablan por sí solas: 630 CV de potencia, 1.000 Nm de par. Esta es la prueba del Mercedes S 65 Coupé AMG.

Llegará en breve a nuestro país, en Alemania ya se vende por 244.010 euros. Lujo extremo solo al alcance de unos pocos, claro. Pero su principal mercado no está a este lado del continente, sino en Rusia, China y los países árabes, que copan el top de pedidos de este modelo. Los millonarios de esos países son de la máxima: “cuanto más, mejor”. De manera que no dudarán en rascarse aún más el bolsillo para instalar los faros de LED con 47 cristales de Swarovski por más de tres mil euros. O la pintura a mano Gris Allanit por más de cuatro mil, o la parrilla brillante tipo panal. 

Prestaciones de infarto

Mientras que se puede debatir la estética de este coche, lo que no admite réplica es su motor: colosal. El Mercedes S 65 AMG Tiene potencia en abundancia como para que te olvides enseguida de que está conduciendo una mole de 2.185 kilos. ¿Quieres pruebas? Si pisas a fondo el acelerador, pasas de 0 a 100 km/h en solo 4,1 segundos. Y si quieres, puedes desconectar el limitador a 250 km/h, con lo que llegas hasta los 300 km/h y, en una autovía alemana, dejarás a todos los deportivos por detrás de ti en el carril derecho. ¿El consumo? Menos de os esperado: 11,9 litros.

Pero aunque tenga la potencia de un Lamborghini y acelere como un Ferrari, lo cierto es que debajo de la chapa hay un autentico Clase S, e incluso en esta variante AMG es más contenido de lo que pudiera inferirse de sus cifras. Por eso el sonido de su 12 cilindros a través de las válvulas del escape no es tan brutal como esperábamos de un motor así, y el cambio automático de siete velocidades, incluso en modo Sport, inserta siempre con suavidad. El chasis, en este modo, es bastante seco, aunque con una reserva suficiente de confort, la suficiente para que al copiloto no se le derrame su copa de champán sobre el cuero de napa.

En una conducción decidida, aun llevando el Active Body Control y la función antibalanceo, este Mercedes S 65 AMG no puede ocultar sus 2,2 toneladas. Cundo enlazamos curvas tiende al subviraje y, aunque en AMG se vanaglorian de haber rebajado el peso de este modelo en 20 kilos, lo cierto es que no se nota demasiado. En cualquier caso, el Mercedes S 65 AMG no está concebido para hacer el ‘cabra’, en carreteras de montaña, sino para viajar rápido en autovías. El más rápido de todos.

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630 CV, 1.000 Nm de par, de 0 a 100 en km/h en 4,1 segundos... No, no estamos hablando de un deportivo radical, sino de unos de los coches más superlativos y lujosos

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