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Cómo evitar los atascos

Los conductores de Madrid o Barcelona gastan una media de 20 horas al año de más en el coche por la mala circulación, mucho más si vives en Madrid o en Barcelona. Cómo evitar los atascos se ha convertido en un caballo de batalla para usuarios y en un arma arrojadiza entre los políticos, que no atinan a dar con la mezcla de tecnificación y medidas valientes que deberían tomarse para racionalizar la circulación en las grandes ciudades.

Sobre todo Madrid, pero también otras ciudades como Barcelona, sufren un fenómeno de 'hiperconcentración' de coches en sus vías de acceso en horas y días concretos. En el caso de la capital catalana, encajonada entre el mar y montañas, no saber cómo evitar los atascos tiene una explicación, en principio, sencilla: en cuanto se tapona una de las rondas, el atasco es tan inevitable como monumental, y eso a pesar del éxito que entre los barceloneses tienen las dos ruedas. Sin embargo, lo que pasó el pasado lunes 5 en Madrid parece una combinación de factores que forman de vez en cuando una especie de tormenta perfecta. Te lo adelanto: evitar los atascos no es una tarea sencilla porque deberá implicar tanto a las diferentes administraciones, como un cambio en la cultura de uso del automóvil por parte de los usuarios y, también, en las empresas privadas.

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Los últimos 'superatascos' de Madrid que se han producido han sido llamados ‘lunes negros’ por coincidir en ese día los pasados 5 y 19 de octubre-, pero en el caso de la capital este efecto se puede dar cualquier otro momento de la semana, especialmente, si se dan ciertas condiciones meteorológicas como la lluvia –no digamos ya si nieva- o determinadas fechas del calendario, como días de inicio de puente. La ciudad tiene múltiples accesos, pero hay barrios como el Ensanche de Vallecas y, sobre todo, las Tablas/San Chinarro, que han sido construidos sin dimensionar a sus nuevos vecinos las incorporaciones a las vías que los cruzan que, como la A1, se convierten en auténticas ratoneras en las que es imposible evitar el atasco.

Por otro lado, aunque en una ciudad como Madrid existan tres vías de circunvalación, aprender a evitar los atascos no solo es cuestión de encontrar con un buena ruta alternativa, aunque esta pase por recorrer una distancia mucho mayor el coche. La reducción de los efectivos dedicados al mantenimiento de las vía y del denostado cuerpo de Agentes de Movilidad (han pasado de 1.300 a 650 efectivos desde que se creó), la descoordinación de los servicios de información a los conductores o el mal estado de las carreteras son algunas de las causas que pueden apuntarse directamente en la cuenta a deber por parte de las administraciones públicas.



El mal estado de mantenimiento de los vehículos, a menudo el sobreuso de los mismos y, sobre todo cuando la lluvia o la nieve arrecian, la falta de confianza y pericia al volante de muchos conductores (puedes evaluarte como conductor con este sencillo test) son algunos de los motivos por los que más de uno diría que, por muchas medidas que se tomen, el fenómeno de los atascos es inevitable. Sin embargo, los atascos son evitables, incluso a pesar de algunos condicionantes estructurales, como el tamaño mediano de las vías de acceso a las ciudades, con cuellos de botella y avenidas todavía más estrechas en su interior.

El número de desplazamientos en vehículo privado, así como la distancia recorrida de media, ha aumentado de manera constatable en lo que va de año. Aunque desde organismos como la Asociación Española de la Carretera proponen medidas como extender el Bus VAO –un carril para vehículos con al menos dos ocupantes- a todas las vías de entrada importantes, así como hacer más inmediata la información que se puede ver en los paneles de las carreteras, con un incremento constante del número de vehículos, parece difícil que estas medidas puedan evitar los atascos de Madrid, al menos, mientras llegan a los coches la conducción automatizada y los asistentes de atascos.



Por otro lado, desde el Ayuntamiento ya han dado la orden de que la Policía Municipal eche una mano los días más complicados, pero la falta de un responsable claro de tránsito en los primeros meses y algunas ideas lanzadas al aire en los medios de comunicación han hecho que asociaciones de conductores como el Race hayan empezado a clamar para solicitar un plan de actuación especial contra los atascos, en coordinación con otros organismos, para evitar el colapso en las carreteras. Desde luego, inquietan algunas propuestas lanzadas desde los nuevos regidores, que han llegado a sugerir restringir el acceso a las motos al centro cuando este es un vehículo de transporte personal y no la mole de 1.500 kg y entre 7 y 8 metros cuadrados que representa cada coche que circula normalmente con un solo ocupante por la ciudad.

Volviendo a las propuestas del Race, que considera “inadmisible que la llovizna y varios accidentes produzcan un caos como el que se viene repitiendo en las últimas semanas, con millones de horas de trabajo perdidas”, el club de automovilistas propone mejorar la información y, por ejemplo, habilitar “zonas sensibles”, como nudos o accesos de gran intensidad de tráfico. Y es que los madrileños tienen que esperar demasiado hasta ver sus carreteras despejadas tras cualquier incidente porque las grúas no son capaces de llegar rápidamente a los lugares en que se producen, con demasiada recurrencia, en los mismos puntos de las mismas vías.



“No sé si es una buena idea, pero es una idea y nos encantaría discutirla con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, como muchas otras”, admite Antonio Lucas, director de Seguridad Vial del club que estos días prepara los resultados de una macroencuesta a conductores a los que ha preguntado por las posibles soluciones a los atascos para testar su aceptación. En todo caso, parece claro que de poco sirve enterarse de que hay un embotellamiento a dos kilómetros por un panel luminoso que te encuentras cuando ya estás en esa vía.

Aplicaciones para evitar atascos

Por suerte, la tecnología ha puesto en el bolsillo de los conductores una solución a los atascos sin que, quizá, todavía muchos de ellos se hayan dado cuenta o tengan la posibilidad de aprovecharla. Hace unos años, visité la sede de TomTom Traffic en Ámsterdam y me quedé bastante impresionado de la información del tráfico en tiempo real que se manejaba de ciudades como Londres –entonces en plenos JJOO-. Según la aplicación,  el pasado lunes 5 de octubre, entre las 07.00 y las 08.00 había en Madrid 150,18 km de embotellamientos, entre las 08.00 y las 09.00h se produjeron 383.83 km y de 09.00 a 10.00h esta cifra se incrementó hasta 409,41 km con 16,17 h de retraso acumuladas entre los diferentes puntos de congestión.

Todos los usuarios de este servicio de pago de los navegadores TomTom tuvieron la posibilidad de conocer anticipadamente el fenómeno que se estaba produciendo, quizá, antes de salir de sus casas. Sin embargo, cualquiera que disponga de un teléfono Android, y muy especialmente los usuarios de la aplicación Waze, disponen de una información todavía más completa en sus bolsillos. Esta startup adquirida por Google ha superado ampliamente el número de usuarios de TomTom, aunque rehúsan ofrecer datos locales, sí que dan la cifra de 50 millones de teléfonos conectados a ellos en todo el planeta.

   

Google capta de cada persona que utiliza su navegador de Waze posición y velocidad para inferir el estado de la circulación de esta nube de información, ampliada por determinados usuarios categorizados por la app como editores, que pueden alertar de cambios en la vía por ejemplo. Aunque todos pueden introducir ciertas incidencias. Al igual que TomTom, Waze busca abiertamente la colaboración con las administraciones públicas en su programa Connected Citizens, del que el Ayto de Barcelona y el Servicio de Tránisto de Cataluña han estado desde el principio. En todo caso, Madrid sigue sin unirse a un programa para evitar a tascos que ofrece valor añadido tanto a las autoridades como a las personas siempre en la medida de la colaboración de unos y otros.

Así, por ejemplo, gracias a Waze, la ciudad de Miami ha obtenido más localizaciones de baches que a través de su teléfono de incidencias, en Nueva York, la Policía avisa a la app de las calles que van a ser cortadas en cada jornada y, en Río de Janeiro, los usuarios de este navegador social conocen anticipadamente las rutas de los camiones de recogida de basura. En España, la aplicación se ha hecho famosa por alertar de la posición de los controles de velocidad. Salvando las diferencias en la cuadriculada planta de la ciudad americana y en los husos horarios, en el vídeo que hay bajo este párrafo puedes ver un día de tráfico de Miami visto por Waze y resumido en unos minutos.



Quizá, si todos los madrileños dispusieran de una especie de foto dinámica del tráfico para evitar los atascos no se producirían fenómenos como los de los lunes 5 y 19 de octubre. Algunas de las fotos de las galerías me las han pasado desde la app, las tomaron sus propios usuarios desde sus coches. Tiempo tuvieron porque según Waze, el día 5 hubo un 1.120% más de retrasos que una jornada normal (77 de menos de una hora, 9 de más de una hora y 3 de más de dos) y el día 19 de octubre esta cifra llegó al 886% en comparación con cualquier día de la semana anterior. Según la aplicación, los peores tramos del último ‘lunes negro’ fueron la vía de servicio de la A1 (más de dos horas de retraso), la Calle de Alcalá (+2h), la M-30 (+2h), la Avenida de Pío XII (1h 46m) y la M-40 (38 minutos)

Sin embargo, disponer de esta información de nada sirve si en las empresas no hay una cierta flexibilidad horaria en los momentos de entrada y salida, que es lo que realmente hace que la práctica totalidad de los conductores coincidan en ciertas vías y accesos. De hecho, por los datos de TomTom que has visto arriba parece claro que, si hay una tormenta perfecta en la circulación de Madrid, de nada sirve salir de casa a las nueve en lugar de a las ocho de la mañana porque el atasco todavía se sigue extendiendo. Tengo la suerte de que en mi empresa sí disponemos de esta jornada flexible y puedo poner mi propia experiencia como ejemplo.

El lunes 5 tuve la genial ocurrencia de quedarme en casa para trabajar desde allí, de manera que pude evitar el lunes negro primero, que se producía tras el verano. Teniendo que desplazarme desde una población del sur de la Comunidad de Madrid unos 42 kilómetros hacia el norte de la capital, probablemente, fui uno de los madrileños más productivos esa jornada en la que muchos gastaron más de dos horas en llegar a su trabajo. El pasado día 19 no tuve la misma suerte y, a pesar de que arranqué el coche a las 6:45, no llegué a mi oficina hasta las 8:35. Al día siguiente, decidí hacer uso de la flexibilidad horaria y, aunque estuve trabajando en casa desde las 7:50, no me subí al coche hasta las 10.00h. A las 10:28 estaba aparcando frente a la oficina. Mi consejo: si quieres evitarte los atascos, empieza hablando con tu jefe.

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