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Los seis Audi RS más salvajes de la historia

En 1994 el Audi RS 2 inició la carrera deportiva de Audi. Dos décadas después, recorremos el tiempo con las seis creaciones más radicales de la marca de los aros. Aquí tienes los seis Audi RS más salvajes de toda su historia.

La familia Audi RS vio la luz por primera vez en 1994, y desde entonces la marca alemana ha usado esta denominación para mostrarnos su cara más deportiva. Muchas han sido las creaciones con estas siglas que desde entonces nos han hecho soñar y vivir situaciones completamente adrenalíticas al volante. Nosotros hemos hecho un ranking con los seis Audi RS que nos parecen más fascinantes. No te los pierdas en nuestra galería. ¿Cómo sería tu lista?

Audi RS Q3 (2013)

Nos subimos muy arriba en el RS Q3, un modelo de 310 CV que pega más en este ranking de lo que a primera vista pudiera parecer. Porque aunque sea más alto de lo que corresponde a un deportivo radical, por primera vez en la historia de la marca un RS es capaz de proporcionar sensaciones tanto en circuito como fuera del asfalto. Dicho de otra manera: su encanto es otro que en el resto de modelos del ranking, pero sin duda está ahí. Y por eso merece figurar en nuestra lista.

5º Audi RS 2 (1994)

Gracias a la armonización por parte del otrora socio Porsche, el chasis del primer Audi RS se colocaba en las curvas con el mínimo gesto de una dirección muy directa. Su motor turbo de cinco cilindros no hacía mucho por debajo de las 2.000 vueltas, pero a partir de ahí entraba en erupción y, desde las 3.000, los 410 Nm de par lo daban todo. Pero lo mejor –y novedoso- era su capacidad para mantener la fuerza en toda la franja de revoluciones. Además de la manera impetuosa con la que subía de vueltas, desatando toda la rabia de sus 315 CV a más de 6.000 revoluciones. Desde luego, su aspecto buscaba sorprender más que el –casi- conservador RS Q3: azul chillón, espejos retrovisores Aero y tapicería en Alcántara del mismo color que la carrocería. Y encima cometieron la temeridad de volcar toda esta deportividad en un Audi 80 Avant con una tracción integral que poco más tarde adaptaría Porsche a su 911. Sin duda, el target de un modelo familiar no suele buscar precisamente sensaciones de circuito. Por eso Audi fue pionero.

4º Audi RS 4 Sport (1999)

El primer Audi RS 4, cinco años después del RS 2, subía la potencia a 381 CV, pero no se diferenciaba tanto del modelo base. La principal novedad estaba en el evolución de su motor de material ligero, desarrollado por Cosworth en Reino Unido y con seis cilindros en V a 90 grados y cinco válvulas cada uno, 2,7 litros de cubicaje y –una novedad en Audi- dos turbos. También avanzó en las sensaciones al volante: dirección, chasis y cambio daban una respuesta sólida y muy armónica que lo volvían sumamente eficaz en conducción decidida.

Audi RS 5 Cabrio (2012)

El 'quid' de este descapotable está en su V8 atmosférico, que en 2005 sucedió al 2,7 biturbo y, a pesar de las protestas iniciales de los fans de aquél, todavía hoy sigue fascinando. Y es que sin duda este propulsor de 450 CV sigue ofreciendo la respuesta al acelerador más bestia de los que llevamos en este ranking; y su bramido sobrecogedor a medida que sube de vueltas es imponente. Solo tenía un defecto: a pesar de lograr subir hasta las 8.000 revoluciones, lo cierto es que su furia la desataba en la zona media, y cuando realmente se revolucionaba su comportamiento se volvía más relajado que enérgico.

2º Audi RS 6 (2002)

Mantiene la configuración V8, pero añade un biturbo que, si bien no afecta a la potencia –se mantiene en 450 CV-, sí eleva notablemente el par motor –de 430 a 560-. Sin duda no le sobraba ni un Nm a un coche que debía mover casi dos toneladas, aunque su comportamiento era tan ágil como eficaz: con su tracción integral pasa por las curvas casi plano y su dirección permite dar con la trayectoria idónea de forma instantánea.

Audi RS 7 Sportback (2013)

Pero la eficacia extrema llegaría dos generaciones más tarde. Su motor adelgaza y se vuelve más compacto, el biturbo de su V8 sopla ahora a 1,2 bares y entrega unos descomunales 560 CV, pero de forma más homogénea que sus antecesores. Este coche, a pesar de sus dimensiones, revolotea con agilidad extrema por carreteras sinuosas, y se podría decir que está a medio camino de la tecnocracia del RS 5 y la brutalidad del RS 6. Solo ensombrece un poco este excepcional conjunto el tacto algo sintético de su dirección y su chasis.


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