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Lamborghini Marzal: el coche de regreso al futuro italiano

El Lamborghini Marzal es uno de esos raros concepto que poca gente conoce pero que son vitales para conocer el presente de una marca con tanta solera como Lamborghini. Concebido en 1967 como un deportivo de cuatro plazas espacioso, adelantó las formas del Lamborghini Espada, que vería la luz un año más tarde, en 1968. Su diseño rompedor, con las puertas de cristal y apertura vertical, no deja indiferente a nadie. ¿El coche de regreso al futuro italiano?

Poca gente conoce el Lamborghini Marzal, un prototipo que Lamborghini creó en el año 1967 y que dejó a todo el mundo con la boca abierta. El objetivo de la marca y de su fundador, Ferruccio Lamborghini, era crear un deportivo con un interior amplio, lujoso y agradable, con una gran luminosidad interior y una gran sensación de desahogo, algo totalmente opuesto a lo que ofrecía el interior de su Lamborghini Miura. ¡Y lo consiguió!

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El diseño del Lamborghini Marzal corrió a cargo de Bertone y sus formas son simplemente alucinantes. El frontal, muy afilado, finaliza de una manera esbelta y muy limpia en una parte central del coche protagonizado por el cristal. Las puertas, el techo, un gran parabrisas, todo estaba fabricado en este material, proporcionando una visibilidad interior espectacular y una luminosidad y sensación de espacio muy interesante, un concepto rompedor. El interior contaba con cuatro asientos individuales, con un espacio en las plazas traseras sorprendente para tratarse de un auténtico deportivo.

Bajo el capó, este Lamborghini recurrió a una mecánica de seis cilindros, el único Lamborghini jamás producido con este tipo de mecánica. Pero ese no fue el principal motivo para que el Lamborghini Marzal no llegase tal cual a la línea de producción. Según Ferruccio Lamborghini, el principal motivo para desechar este espectacular concept fue peculiar: "Las piernas de las mujeres quedarían visibles para todo el mundo y eso no se puede permitir". Terminó sirviendo de inspiración para el Lamborghini Espada, que también es muy chulo…¡pero no tanto!

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