Logo Autobild.es

Hobbycar Amphibious: un coche anfibio que navega

Y ahora... ¿qué? Si el camino se acaba, toca dar media vuelta y volver, salvo que tengas un 'verdadero' todoterreno como el Amphibious que AUTO BILD 4x4 ha probado. Un coche que es capaz de navegar por el agua como una embarcación cualquiera.

Me encanta subirme a coches raros que planteen retos al volante. Sobre todo, si me permiten acceder a paisajes únicos, esos a los que nunca podría ir con un modesto cochecito de tracción delantera. Por eso me gustan los SUV, a pesar de que en España no siempre te dejen meterte en ciertas zonas de montaña por las que tu 4x4 podría pasar sin problemas a poco que tengas cierta maña `offroad`. Pero ¿qué pasa cuando esa mancha azul que veías en el mapa no es un río sino un embalse? ¿Y si se trata del mar? ¡No importa! Estoy subido a un artefacto que se llama Hobbycar Amphibious, una especie de coche anfibio que me permitirá no tener que darme la vuelta.

Eso sí, reconozco que da un poco de `yu-yu` olvidar las leyes de la física, enfilar el agua y pisar a fondo el acelerador, porque si algo sale mal, ya no habrá marcha atrás (aunque este coche tan raro sí la tenga...). Además, el protagonista de esta historia fue fabricado en 1996 y ha llovido mucho desde entonces. ¿Conservará la estanqueidad necesaria? ¿Habrán salido agujeros en el suelo con el paso del tiempo? ¿Me tocará achicar agua y ser recordado en este rincón de Gerona como el Titanic Fersainz que un día tuvo que ser pescado desde el fondo marino? ¡Ni hablar!

¡Allá voy! Engrano la primera del Hobbycar Amphibious, un poco de volante, otro tanto de contravolante... Voy pegando botes hasta el agua y me invento un camino imaginario entre el barquito aparcado a la izquierda, las rocas de la derecha y el ´alemanote´ de neopreno que hay en todo el medio, que ni se aparta ni cierra la boca por la impresión... hasta que toco el claxon con la mejor de mis sonrisas, después de dar un montón de manotazos como un tonto a la piña del volante: no tiene airbag en el centro, pero tampoco claxon, pues es un coche de los 90 y aún había que darle a la palanca de la izquierda con la palma abierta y hacia la derecha para que pitara.

A partir de aquí, llega el escándalo más absoluto: ¡Piii, piiii!, miradas, risitas, fotos con el móvil. Pom, pom, pom y ¡splasssshh!... El coche anfibio flota sin problemas -¡bien!-, pero la inercia me lleva a donde no quiero -¡mal!- y el hábito de conductor, a girar y girar el volante inútilmente hacia el lado contrario. Por no hablar de los frenos, que quedan totalmente anulados en el agua, por más que pises el pedal del centro.

La corriente me arrastra despacio y se me queda cara de jueves, con la presión añadida de sentirme como una atracción de feria en plena `Guirilandia`. ¿Por qué no avanzo? Es el momento de recordar las instrucciones de Jordi, su propietario, para que no acabe en naufragio lo que prometía ser un paseo de fin de semana a bordo del todoterreno más... ¿completo? que he probado en mi vida.

¿Por dónde iba? Ah, sí: es el momento de pasar al modo barco con el botón que manda la fuerza del motor 1.9 turbodiésel de 90 CV del Grupo PSA a las hélices de atrás y de activar la bomba de achique, por lo que pueda pasar.El ´run-run´ mecánico suena ahora más grave, por lo que dudo si este propulsor ya está moviendo el agua o, definitivamente, se está hundiendo. Pero no: piso el acelerador y la embarcación avanza con mi adrenalina a flote.

Tras los sudores iniciales, dejo el cambio en punto muerto, suelto el volante, me quito el cinturón y pongo rumbo al horizonte con una palanquita tipo joystick. ¡Qué maravilla! Este coche navega como una barca cualquiera.

Ahora oteo en la orilla a varios miembros de la Guardia Civil que mueven los brazos desde su `quad`. ¿Quieren que aminore la marcha? ¿Quieren que salga del agua? ¿Se acerca un tiburón gigante ´come-coches´ como el de la peli y soy el único que no se ha enterado? ¡Ah, no, están saludando sin más!

Y es que, en contra de lo que te pueda parecer, todo es legal a bordo, porque este coche acuático está homologado como un 'Turismo marino' por lo que, para llevarlo, sólo requiere el permiso B para turismos.

A pesar de que voy dominando el Hobbycar Amphibious, tengo que anticiparme continuamente a la situación, porque su lentitud de reacciones sobre el agua te obliga a corregir el timón todo el rato. Eso sí: éste no es un coche para tímidos, porque en cubierta no hay manera de esconderse -ni siquiera tiene maletero- de las fotos que te quiere hacer todo el mundo. De hecho, si me pusiera de pie sobre el asiento a cantar en tanga el `In the Navy` de los Village People a dúo con Belén Esteban, nadie se daría cuenta, pues este engendro con mecánica PSA, faros de Renault Espace, retrovisores de Clio y pilotos de Alfa Romeo 164 seguiría siendo el centro de atención.

Ya es hora de regresar a la playa y volver a pensar bien cada movimiento. Cuando las ruedas empiezan a tocar partes del fondo pero aún flotas, es cuando tienes que actuar rápido y de forma certera: meter primera, acelerar de manera progresiva para no engancharte (como en cualquier vadeo con un SUV, pero sin subir marchas) y manejar a la vez el timón y el volante mientras el suelo aparece y desaparece. Por fin, en la arena, el contraste es tremendo. Vuelves a dar botes, coges velocidad y la afamada suspensión hidroneumática del Citroën BX que lleva el coche se antoja durísima.

Dan ganas de llevárselo a casa, pero este coche-pez 4x4 ideado para todos los terrenos en realidad prefiere el agua y deja que sean otros SUV los que brillen en tierra firme.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.