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Aventura Familiar en Marruecos en 4x4

¿Una aventura en 4X4 por Marruecos? A simple vista parecería demasiado extremo para una familia sin experiencia en estas cuestiones, sin conocimientos sobre lo que es un diferencial ni sobre conducción de un coche con reductora. Pero la palabra 'familiar' en la mitad del nombre del viaje los animó... Una 'madre coraje' comparte su aventura y útil experiencia en AUTOBILD.ES.

El viaje nos parecía diferente a todo: cruzar Marruecos hasta la frontera con Argelia en tu propio 4x4 con toda la familia - en nuestro caso tres chicos de 17, 15 y 13 años – acompañados de una caravana de todoterrenos.  Dormir en el Atlas y en el desierto acampados, o en maravillosos hoteles de adobe que se confundían con la arena. Atravesar el Atlas medio, el gran Atlas, El Desierto del Sahara, las gargantas del Dades, llegar a las dunas de Ouzina, a las de Merzouga y “surfearlas” y de vuelta descubrir Fez o el precioso pueblo azul de Chefchaouen.  El planteamiento nos pareció espectacular y tras un par de conversaciones con el organizador nos animamos.

LOS PREPARATIVOS

El coche

Casi todos llevaban su propio coche -muchos Toyota Land Cruiser,  Jeep Wrangler y Mitsubishi Montero–, pero nosotros y otros tres alquilamos un 4x4, que ha de llevar una lista de cosas obligatorias para esta aventura tan especial: tracción con reparto 50/50, compresor de aire, bajos protegidos con un chapón, emisora de radio, nevera, rueda de repuesto –idealmente dos -  y una serie de piezas de recambio como el filtro del aire. Todo esto lo pone la empresa de alquiler de coches y la empresa que lo organiza te proporciona un listado. 

En nuestro caso lo alquilamos en Algeciras en Passion Patrol GR, aunque también hay opciones en AVIS en Tánger y te ahorras el precio del barco. Preferimos asegurarnos y contratar coche y seguro en España. En cualquier caso no olvides pedir que tenga aire acondicionado porque se levanta mucho polvo y es mucho más cómodo conducir algunos de los trayectos con las ventanas cerradas. También resulta recomendable que te den el coche con el maletero dividido en dos alturas para manipular el equipaje mas cómodamente. Muchos de nuestros compañeros llevaban una baca africana para llevar la rueda  o las maletas de la ropa.

El equipamiento básico

Como elegimos la opción de tres noches de acampada frente a la de todo hoteles, nos tocó comprar unas pocas cosas: Una mesa que se plegaba y tenía las sillas dentro, una maleta-hornillo con botellitas de gas, varias linternas, una tienda de campaña de tres de las que se montaban solas en 5 segundos y otra de dos, esterillas de suelo y sacos de dormir. Si no vas a acampar, realmente lo único que has de tener es la mesa y las sillas, porque la comida se hace en ruta a diario, y ahí apetece sentarse. Se nos olvidó comprar un toldo, pero realmente no es necesario porque te pones en la sombra de otro o bajo un árbol cuando había.  Lo que sí habría sido importante es el colchón de suelo para la acampada en el Atlas, hacía mucho frío y la humedad del suelo llegaba hasta los sacos. Si no tienes colchón y edredón es casi mejor elegir hotel para esa noche si la temperatura baja de cero grados como nos sucedió a nosotros.

Provisiones

Has de llevar las 10 comidas de medio día porque se come en ruta en mitad  de paisajes sorprendentes, y resulta un momento muy entretenido. Podrás comprar agua, refrescos  y pan cada día, el resto te lo traes de casa.  Nosotros nos llevamos embutido y una pieza de carne asada ya cortada porque sabemos que les gusta mucho a los niños. Nunca he comido más jamón y chorizo seguido en mi vida, pero sabía a gloria. 

Nosotros como acampábamos nos llevamos también cena para tres días y tres desayunos. Como alcohol no se puede comprar en Marruecos, muchos se llevaron latas de cerveza y vino y fue una buena idea que me apunto para la próxima, especialmente lo de la bota de vino fresquita, un acierto. 

Lo mejor para llevar la comida es llevar una caja de plástico duro gigante –del tipo de la de guardar ropa debajo dela cama, o varias más pequeñas - con cierre hermético. 

Ropa

Después de todo esto quedaba poco espacio para la ropa de los cinco, así que fuimos estrictos y la lista por persona incluía 10 camisetas, 3 pantalones cortos, 2 largos, un forro polar, un abrigo (que luego regalamos allí),  pijama, neceser, unas botas de trekking,  zapatillas y ropa interior para cada día. Los padres nos llevamos también un par de camisas. 

Si los niños ya se gestionan su ropa lo ideal es una pequeña maleta con ruedas por persona. Si son pequeños y toca gestionar el tema a los padres es mejor una maletita con lo que siempre necesitas  de todos (neceser, botiquín, pijamas, forros) y después agrupar los de todos haciendo maletas para 3 o 4 días porque cada noche se duerme en un sitio distinto y así evitas hacer el puzzle de maletero cada mañana. 

Los niños surgen “de la nada” en cuanto paras el coche. A veces se ponían a jugar al fútbol con los nuestros, otras venían a ver qué podías regalarles, o te chocaban la mano al pasar.

Si queréis llevar regalos para los niños de allí, llevad balones de fútbol –vimos a unos niños jugando con uno hecho de trapos – cepillos de dientes –su higiene dental es muy mala – y ropa que ya no uséis. Los bolígrafos y cuadernos son también un objeto de deseo. Muchos te piden “bombons” pero es mejor que no les deis caramelos con azúcar.

EL VIAJE

El viaje comenzó en el puerto de Tarifa, donde quedamos con todos los que venían a esta aventura, en la que además no conocíamos a nadie.  Dieciocho coches, 60 personas y casi tantos adultos como niños. Había chavales por todas partes, la mayoría de menos de 10 años.

En el puerto nos entregaron los billetes, unas camisetas de 'Terranatur Marruecos 2015' y un rutómetro. Nunca había visto uno en mi vida, me encantó, me pasé todo el viaje en barco tratando de entenderlo sin mucho éxito. 

Después de pasar la aduana en Tánger –¡casi dos horas! -  nos dirigimos al hotel en Asilah, y la primera señal de buen rollo es que Jaime, el hijo del organizador del viaje, se acercó a nosotros en la cena y le dijo a nuestro hijo de 17 años que se fuera con ellos a la mesa de los 'mayores' . En las siguientes cenas los 'mayores' tenían su mesa, los 'pequeños' la suya y nosotros nos mezclábamos con los padres.  Y es que los hijos de los organizadores actuaban de monitores con los pequeños proponiendo juegos cada noche. Era genial verl0s jugar en los hoteles al juego de las sillas o cantando canciones alrededor del fuego de campamento. Resultaba muy bonito compartir con nuestros hijos paisajes, baches y anécdotas en el coche cada día y verles desaparecer después de cenar o de desayunar felices con sus nuevos amigos. 

La rutina diaria empezaba por la mañana cuando nos daban el 'brief' con el rutómetro en mano y nos explicaban el plan del día. Se hacían dos grupos de coches – o tres para las dunas – cada uno en un canal de la emisora distinto. Y salíamos en fila siempre coordinados por radio, algunos con GPS, otros con navegador en la Tablet (yo me descargué TwoNav en el iPad y vinculé las etapas que la organización colgó en DropBox) y sin perder de vista el rutómetro.  

Lo de comunicarse por radio durante las etapas es algo muy entretenido y genera muchas conversaciones en ruta.  Vas compartiendo advertencias sobre peligros en la carretera, sensaciones al ver aquellos paisajes tan inesperados, anécdotas de la zona, y el biólogo de la expedición va compartiendo su conocimiento sobre la flora y fauna del lugar. 

Después parábamos para aperitivo, comer, merendar y finalmente llegábamos a destino. Siempre había algún coche al que le sonaba 'algo' y las gasolineras de Marruecos tienen casi todas taller y foso – con lo cual aprovechábamos esas paradas técnicas para merendar o tomar el aperitivo según cayera. 

Tres de las noches acampamos y seis dormimos en hotel. También existía la posibilidad de todo hoteles, que es lo que eligió la mayoría y el precio apenas cambiaba. Nosotros optamos por la acampada por eso de vivir una aventura mayor, aunque la noche en el Atlas (abajo foto) bien podríamos haber elegido hotel porque hizo un frío tremendo. Y es que el grupo de gente que acampaba iba preparadísima con tiendas de campaña que se desplegaban en el techo del coche. 

Ahora, el ambiente de la acampada es algo único que merece la pena sentir: la cena, el fuego de campamento, los cuentos que narraba uno de los compañeros de viaje, el amanecer en mitad de la nada … yo repetiría con un colchón y un edredón. 

Los hoteles estuvieron todos muy bien, aunque en ocasiones en la ciudad no había nada mejor, como en Midelt.  Chocaba la sensación de pasar de dormir en una tienda de campaña a un hotelazo como es el Hotel Chergui en Erfoud, o el encantador Riad TGM en Ouzina. 

Las cenas y los desayunos estaban incluidas y resultaron todas muy ricas. Me fascinó el desayuno en rodeado de dunas en Ouzina, ¡qué sitio más bonito!. Muchos optaron por dormir esa noche en haimas. Esta es la foto de una habitación familiar en La Perla del Dades:

A los niños lo que más les gustaba era ir por campo. Y es que las rutas de 4x4 estaban realmente bien diseñadas. El equipo de TerraNatur había viajado unos meses antes para preparar el viaje y nos descubrió parajes por los que no pasaban coches hacía meses. Condujimos por nieve, rocas, hammadas, “carrepistas”,  ríos de arena, dunas, ríos, … cada valle era un nuevo paisaje. 

La conducción era sencilla y no tuvimos ningún problema. Bueno, yo un poco de “¿pero pasamos por ahí?” al llegar a un río que había que vadear, venía con mucho caudal y bastante corriente, como puede verse en la foto.  Pero es muy seguro: pasan primero los organizadores y te dirigen por radio. En total vadeamos cinco ríos –todos más pequeños que éste de la foto - y la verdad es que te quedas con ganas de más.

Hubo etapas de 4 horas y muchas de día completo, desde las 8 de la mañana al atardecer. Y mis hijos, que son de los que al subirse al coche en España dicen eso de “¿cuándo llegamos?” aquí iban disfrutando tanto que no preguntaban. Y es que cada día era diferente: praderas que te trasladaban a Missouri, gargantas rocosas, dunas, desiertos de piedra, montañas encantadas, dunas rojas, ríos de arena… 

Otra de las cosas que más les gustaba a los niños era aprender del mundillo del 4x4: quitar presión a los neumáticos para ir por arena, volver a meter presión con el compresor al pasar a zona de piedra, ayudar a cambiar ruedas pinchadas, limpiar el filtro del aire, sacar el coche empanzado en la arena con la pala, poner las planchas bajo las ruedas y por supuesto 'hacer la croqueta' por las dunas … todo era una aventura:

En la cena de despedida en Tarifa casi hubo lágrimas. Parece mentira que no les conociéramos de nada hace 10 días y hoy estemos intercambiando teléfonos, los niños los primeros. Y es que vivir una experiencia tan grande une mucho . 

Volvimos todos con la sonrisa en la boca,  arena en el corazón y pensando en la próxima. Y como le dijo mi niño pequeño a su padre al llegar a casa “Papá, ¿por qué no nos compramos una furgoneta y nos vamos a vivir la vida?”

LA ANÉCDOTA: UN TOYOTA 80 CON ¿“MALA SUERTE”?

En todos los viajes hay una anécdota que destaca sobre las demás. En nuestro caso fue un Toyota 80 que llevaba una familia  a la que le pasó de todo: el contador de combustible marcaba siempre cero, se estropeó el aire acondicionado, la antena de la radio salió disparada en una curva y hubo que cortarla, perdía aceite del compresor, los limpiaparabrisas no funcionaban, la puerta del copiloto había que cerrarla sacando la mano por la ventanilla, el maletero no cerraba bien y el equipaje se llenaba de polvo en cada etapa, el compresor se rompió en la primera parada, e incluso salió ardiendo al llegar a la aduana de Tánger por un corto de la nevera –menos mal que la organización tiene varios 'McGyver' que salieron de la nada y apagaron el incendio, cortaron los cables y rehicieron la instalación. Todos estábamos sorprendidos con la de cosas que le ocurrían, cuando alguien cayó en cuenta que ¡era el coche número 13 de la expedición! No sólo tenía una pegatina con el número 13 detrás, sino que los números de la matrícula sumaban 13.  Sin embargo, en lo importante no falló y no tuvo ninguna avería relevante. 

DATOS DE INTERÉS

Agencia Viaje 4x4: Terranatur

Alquiler coche: Pasion Patrol GR

Presupuesto 5 personas*: 4.965 €  (993 € / persona)

- Viaje 5 personas: 3.165 €

- Alquiler coche equipado: 1.000 €

- Barco coche y 5 personas:    350 €

- Gasolina aprox:                350 €

- Bebidas en hotel (no inc):   100 €

* con alquiler de coche. Si pones tu propio 4x4 tan solo has de prepararlo con las ruedas adecuadas y proteger los bajos.

Mamen Perera

Fotografías: ChengyeShi Photography,  Celia Benedicto y M. Perera

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