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Prueba: Ferrari LaFerrari, el extremista

Ningún cable de carga. Ningún modo eléctrico. Ningún indicador de autonomía. El Ferrari LaFerrari de 963 CV es el primer híbrido orientado a las prestaciones puras. Estas son las impresiones tras una lluviosa prueba de conducción entre la razón y la sinrazón

Lunes, comienza la prueba, previsión de lluvias: un 99%, 8,5 milímetros de agua en el suelo, humedad del 96%. El estado de ánimo en el punto cero. Me digo a mí mismo un par de frases a modo de antidepresivo: el Ferrari LaFerrari no es más que un coche, al fin y al cabo. Tiene control de estabilidad. Conozco el circuito. Tal vez deje de llover. ¡Cruzaré los dedos!

Justo en ese momento se abre la persiana metálica del garaje y dos faros de LED apuntan la mirada hacia el circuito de Ferrari en Fiorano. El jefe de Pruebas, Raffaele de Simone, me invita a bailar: “Aquaplaning. Hoy tienes que conducir con mucho cuidado”. 

LaFerrari y yo, una relación amor/odio. Lo amo porque tiene 963 CV y pesa 1.430 kilos, unas cifras que revitalizan el cliché de “Fórmula 1 adaptado a la calle”. Y lo odio. Porque el asiento está prácticamente incrustado en la carrocería y los pedales regulables no dejan suficiente espacio para mis largas piernas.

El punto de gravedad, a 375 milímetros, está 65 más bajo que en un Ferrari 458, con el que comparte la batalla. La postura del conductor, 6 cm menor, cambia tu percepción. La pantalla TFT en color parece un head-up display, el volante casi cuadrado queda prácticamente a la altura del pecho. Al igual que los anchos pasos de rueda que se estrechan hacia delante: no hace falta ser delgado para entrar sin mucho esfuerzo.

LaFerrari

Normalmente, en Fiorano tienes que ir a boxes tras dar cinco vueltas, para probar los neumáticos, medir la temperatura de los frenos y coger aire. Hoy todo es distinto por culpa del clima y necesito tiempo para acostumbrarse a dominar sus 963 CV. Además, el par de 900 Nm se concentra en las ruedas traseras, que enseguida se calientan y proporcionan un excelente grip.

Aplico el consejo de un experto: “En rectas, ve en zigzag, frena lo más tarde posible y controla la temperatura de los neumáticos en el monitor de a bordo”. Tres vueltas más tarde el LaFerrari ya lo está dando todo y me da confianza ver cómo en cada pasada se vuelve más estable.

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Los datos técnicos del LaFerrari son como de ciencia ficción: 0 a 100 km/h en menos de tres segundos, 0 a 200 en menos de siete, 0 a 300 en 15, velocidad máxima por encima de los 350 km/h, 13,9 litros de consumo medio... La aproximación a la primera curva, que los expertos suelen hacer a 270 km/h, hay que dejarla en 230 por culpa del agua, lo que por cierto, sigue siendo un reto. Los siguientes giros los hace esta bestia roja en tercera y cuarta mientras siento cómo el efecto succión de la aerodinámica activa hace su labor. Seis elementos móviles entre los flaps de los bajos y el alerón trasero son capaces de lograr la mínima resistencia al aire y repartir, a la vez y en fracciones de segundo, la máxima carga delante y detrás; no en vano los dos ejes están controlados individualmente. A 200 km/h ejerce una presión sobre el asfalto de 360 kilos.

Es el primer Ferrari híbrido

Este coche tiene un enchufe como el de un Toyota Prius y bajo el número de bastidor hay una placa que reza “Hybrid Vehicle”, pero este Ferrari no es un modelo tipo plug-in, sino un híbrido superpotente: 330 g de CO2 /km es una cifra que deja las cosas claras. El motor V12 de 6,3 litros de 800 CV, el cambio de siete velocidades con doble embrague, las baterías y el motor eléctrico ubicado detrás con 163 CV conforman un conjunto mecánico único en su especie.

LaFerrari interior

El LaFerrari no puede circular en modo eléctrico, aunque este biplaza fabricado en carbono puede arrancar, frenar y recuperar energía de forma eléctrica. Como todo sucede en el eje trasero, desperdicia un 60% de la energía recuperada. “Por supuesto que en el eje delantero recuperaría más energía, pero eso supondría más peso, no es lo ideal para un superdeportivo”, me aclara el responsable del proyecto, Matteo Lanzavecchia.

Sigue lloviendo, el asfalto sigue recibiendo agua y en mi cabeza sigue puesta la alerta roja. Pero he logrado incluso hacer un par de drifts, mientras este LaFerrari se ve como un pequeño y furioso punto rojo en medio de la verde ladera sobre el que se asienta el circuito. Sin duda, la fascinación que genera este Ferrari es absoluta.

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Ningún cable de carga. Ningún modo eléctrico. Ningún indicador de autonomía. El Ferrari LaFerrari de 963 CV es el primer híbrido orientado a las prestaciones puras.

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