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Ferrari F12, Ferrari FF y Ferrari 458 Spider: de ruta

Son deslumbrantes... ¡y eso que no son rojos! Para comprobar las nuevas virtudes que quiere demostrar el 'cavalino' en la vida 'real', nos hemos ido con un Ferrari F12, un Ferrari FF y un Ferrari 458 Spider de ruta por España.

No es que en Ferrari quieran renegar de su historia como mito de la competición, ni mucho menos, sino que ahora pretenden demostrar que sus coches pueden ser auténticos objetos de deseo también por otros valores: confort de marcha, tracción total, eficiencia, espacio, guiños a la familia... y, sobre todo, fiabilidad. Esta semana hemos aceptado el reto de domar 1.971 caballos con un Ferrari F12, un Ferrari FF y un Ferrari 458 Spider, de ruta por España. ¿Te apuntas?

Domar un Ferrari siempre es una ocasión especial, aunque en este caso no haya sido mi primera vez, ni mi segunda... Hay muchas maneras de hacerlo, y es cierto que una de las más fáciles y rápidas sigue siendo la de pagar unos cientos de euros por una de esas ‘smartbox’ que atiborran los centros comerciales y dar un par de vueltas a un circuito. En el precio suele incluirse un monitor que no te deja cabalgar dando rienda suelta a tus pasiones, sino que te controla los estribos desde el momento en que te dispones a ensillar la bestia, para que no se desboque.

Es por eso que el momento lo disfrutas, pero pasa demasiado rápido. ¡La vida en un Ferrari también pasa así de deprisa! Es difícil ver juntos dos Ferrari iguales. ¿Hay entonces uno para cada uno? Frío, frío... ¿Y uno para cada ocasión? Caliente caliente... ¿Sería lo primero que me compraría si de pronto me tocara la lotería? Mmm... Paso palabra. Pero, ¿y lo que enamoran? ¿Y por qué son tan especiales?

Se trata de un objeto de deseo que no tiene por qué ser lo más adecuado, ni racional, ni proporcionado... y de hecho, durante muchos años, fueron tan ‘racing’ que resultaban incómodos, angostos, gastones y, sobre todo, poco fiables. Y es aquí donde, visto lo visto, ‘il Cavallino’ quiere demostrar que ya no es así, y por eso nos ha puesto en las manos las llaves de tres de los portentos que componen su gama: el Ferrari F12 berlinetta, el Ferrari 458 Spider y el curioso Ferrari FF. Llegados a este punto no apetece sudar sacando un coche de un pantano, ni ver cómo ahorrarse unos euros en un usado fiable. Toca relajarse y jugar a ser rico.

El F12. El lobo más fiero con elegante piel de cordero

Estoy en un garaje en el centro de Valencia. Como no sé si la F1 volverá a la superficie, estaría bien salir por la zona del puerto a 300 km/h, por aquello de que los habitantes de la ciudad se dieran una alegría a la vista y al oído. Pero, aunque este sea mi sueño y lo cuente como yo quiera, lo más prudente será salir antes del 'parking' y tratar de que no nos detengan en la primera curva. Aún quedan muchos kilómetros hasta Marbella y creo que podré controlar el pie derecho.

Ferrari en el desierto de Tabernas

Tengo en el bolsillo un manojo de llaves cuyo valor se aproxima más al millón de euros que al medio millón. Podría intentar convencer a un jeque árabe de que me las cambiara a pelo por las de un Bugatti Veyron, pero en el fondo, aunque me perdonara la diferencia, en este sueño quiero conducir la gama de Ferrari, no ponerme a 400 km/h.

Ferrari F12 berlinetta

Así que decido empezar por el elegante Ferrari F12 berlinetta. Lo tuvimos hace muy poco en la redacción en un lujurioso rojo rampante. Sin embargo, apenas pude pegarle un par de acelerones en la planta menos tres, como homenaje a nuestro amigo Ángel, jefe de Seguridad del edificio. El Ferrari –no Ángel- luce ahora un elegante azul marino que me hace comprobar el navegador, por si estuviera programado para ir derechito al banquete de una boda. Pero no. Motor V12, 740 CV... Es el más potente de la historia de la marca, y a la vez, cómodo, elegante, bonito y bastante equilibrado. Pero enseguida pide salsa. Entre que yo me caliento enseguida y que el aire acondicionado no sale hasta que un miembro de la firma coloca los controles correctamente tras apagar el sistema en una gasolinera (yo jugaría que esa era la posición inicial que probé al principio), cuesta no hacerlo bramar. Sin embargo, durante los serpenteos del Desierto de Tabernas (Almería), te das cuenta de que la potencia también es útil para una conducción ágil en montaña.

El Ferrari 458 Spider: auténtico purasangre que no disimula

Pero para estos paisajes necesito ahora algo más radical en cuanto a sensaciones, y no me importa sacrificar motor y comodidad por las sensaciones también puras de las barquetas de Ferrari. El 458 Italia es un regalo para los sentidos, pero es que el Ferrari Spider suena, huele y despeina con la furia de un huracán. Envuelve bien aunque no es perfecto para los que somos altos y ahora me pregunto por qué dejaría en casa mi gorra firmada en el 60 aniversario de la marca por Lauda, Arnoux, Berger, Alesi y Piero Ferrari. Aquí sí que te sientes como Fernando Alonso, con los LED sobre el volante, el motor en la espalda y el cambio de levas de siete velocidades para disfrutarlo todo a cielo abierto.

Ferrari 458 Spider Circuito de Almería

El Ferrari 458 Spider no te suelta, te engancha como la droga más dura. Y ya a pie de playa, en Murcia, me regala una luna al atardecer que no puede ofrecer ninguno de sus hermanos. Y en el Circuito de Almería... ¡uff!, es el que más cómodo se encuentra de los tres. Sin embargo, a falta del California para completar la gama (que tampoco se hecha de menos, la verdad), estaría feo volver a la redacción sin darle una oportunidad a otro recién llegado, el menos comprendido...

Al volante del Ferrari 458 Spider

El curioso FF: un Ferrari para los domingos

Los kilómetros pasan -y pesan-, así que se agradece una ligera vuelta al confort. Entre badén y badén, sigo tirando de dos botones, el que ablanda la suspensión para absorber mejor las irregularidades del terreno (en el volante) y el que, en cuanto avistas un guardia durmiente -y asesino-, hay que buscar con urgencia por ahí (junto a la rodilla izquierda, en el túnel de transmisión... (según el modelo) para elevar el chasis y no quedarte sin cárter, llantas ni difusores.

Ferrari

El Ferrari FF sería un perfecto 'Follow Friday' (#FF) tuitero para celebrar cada viernes la llegada del fin de semana con la familia. Son ya casi tres días fuera de casa y, por carretera de montaña, circuito o autopista, empiezo a ponerme tontorrón: acabo de acordarme de que tengo un hijo de nueve meses (snif)... y pronto me pedirá, paga, moto, y peli para los viajes. Es en este momentos de mi particular sueño cuando valoro que este caballo tenga plazas traseras, pantallas en los reposacabezas para DVD... y que, aunque no sea un 4x4 permanente, el eje delantero esté siempre alerta para echar una manita. ¡No me gustaría un patinazo en pleno apoyo cuando nos fuéramos a la sierra a comer un domingo de invierno! Me encanta que un brazo me acerque el cinturón de seguridad, o que pueda cargar hasta 450 l en el maletero. Ya puestos a pedir, estaría bien contar con puertas traseras para no tener que meter la ‘Maxi Cossi’ del bebé a base de riñones. Pero calla, calla, que los ‘tifossi’ más puristas no lo aprobarían.

Ferrari FF

¿Un Ferrari F12, un Ferrari FF o un Ferrari 458 Spider, para irse de ruta a... casa? Creo que necesito otro poco de caballaje, antes de despertar. Me tienta volver a coger el 458 Spider, pero prefiero algo más discreto, pues aquí la imagen de Torrente en su Ferrari 348 sigue demasiado presente. Es más, mi intención es pasar por el monumento al Seat 600 de Fuengirola y no quiero que la gente se abalance sobre el coche, armados con móviles y conexiones 3G para colgar su hallazgo a las redes sociales. Me conformaré con el F12, de nuevo... y prometo, esta vez, ser bueno y no acelerarlo mucho.

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