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Subastan el Ferrari de McQueen por 7,5 millones de euros

El pasado 15 de agosto, en Monterey, California, tuvo lugar una de las pujas del año en el mundo del automóvil: la subasta del Ferrari de Steve McQueen. La última pieza en el mercado del más 'cool' de los actores adictos a las carreras es un Ferrari 275 GTB/4, que se ha vendido por 7,5 millones de euros.

La subasta del Ferrari de Steve McQueen, que tuvo lugar en Monterey, California, el pasado 15 de agosto de la mano de la prestigiosa casa RM Auctions, ha sido uno de los momentos más destacados del Concurso de Elegancia de Pebble Beach. De las estrellas de los años 50 y 60, como señalan los propios subasteros en el comunicado oficial, hay casi una decena de actores reconocidos aficionados a los coches rápidos e incluso a las carreras, pero de entre todos ellos, solo hay dos o tres considerados mitos del automóvil al igual que del cine. Sin duda, Steve McQueen ocupa la cúspide de esta lista en la que solo puede estar acompañado por Paul Newman, quizá James Dean y un anterior Wallace Reid.

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En el número 451 de AUTO BILD, en el quiosco desde el 14 de agosto, encontrarás un reportaje sobre esta subasta del Ferrari 275 GTB/4 de Steve McQueen y sobre la historia de esos otros actores y pilotos. Eso sí, nadie como McQueen para subirle el precio a un coche, hace un par de años se subastó –también por RM Auctions- un Porsche 911 que había pertenecido al mítico actor por casi cuatro veces más de su valor de mercado. De hecho, el espectacular 275 GTB/4 de McQueen ha alcanzado los 7,5 millones de euros -10 millones de dólares-, casi cuatro veces el valor de mercado del deportivo italiano. Una barbaridad, pero es que hay multitud de fotos y portadas de revista de la época de McQueen posando con su Ferrari.

Tras su meticulosa restauración a manos de los artesanos de Maranello, donde ha su autenticidad e historia han sido convenientemente certificadas, el Ferrari 275 GTB/4 de Steve McQueen permaneció unas semanas en exposición en el Museo Ferrari y hasta en el Petersen Automotive Museum lo han exhibido, justo al lado de una de las mayores joyas que tienen en esta institución californiana: el Jaguar XKSS de Steve McQueen. El actor que había sido marine mostró un gusto exquisito para los coches a lo largo de toda su vida, pero no fue hasta el año 1967, en el que rodó en el apogeo de su carrera ‘Bullit’ y ‘The Thomas Crown Affair’ cuando en esta última película condujo por primera vez un Ferrari. Era un 275 N.A.R.T. Spyder que compró, pero que se siniestró al poco tiempo.

Frustrado, McQueen encargó este Ferrari 275 GTB/4, que recibió vía el concesionario Modern Classic Motors de Reno. Para muchos entendidos, el 275 es el Ferrari más hermoso en forma berlinetta de todos los tiempos. De hecho, en la misma época, 'The king of cool', como se conocía a Steve McQueen podía cruzarse por las carreteras de California con James Coburn, George Harrison, Miles Davis, Eric Clapton, Clint Eastwood, o Peter Sellers, todos ellos iban al volante de un Ferrri 275 en aquella época. James Coburn, amigo de Steve McQueen y quien pasó temporadas en la Costa del Sol, fue de hecho también un gran aficionado a las carreras.

En aquella época, manejar un cacharro con un motor V12 de 3.286 cc de y 300 CV, capaz de girar a 8.000 rpm, llegar a 100 km/h en 5,5 segundos y a una velocidad máxima de 260 km/h sin ninguna clase de ayudas electrónicas no estaba hecho para cualquiera. Por supuesto, el importador fue Luigi Chinetti, que compró en fábrica el 275 GBT/4 por 8,244 dólares y lo vendió al actor, con diversas mejoras, por 14.400 dólares, un negocio redondo.

El Ferrari 275 GTB de Steve McQueen siguió teniendo historia incluso después de que el actor lo vendiera en 1971. Su comprador fue el actor de Perdidos en el Espacio, Guy Williams, quien afirma en el comunicado que McQueen siguió recordando ese Ferrari hasta el final de sus días. Tras pasar por otras manos y sufrir algún desperfecto en un accidente, el 275 GTB/4 de Steve McQueen fue comprado por 32.000 dólares por el magnate Robert Panella en 1980. Igualmente vendido y transformado durante los 80 y 90, al final lo compró Vern Schuppan, un australiano que venció en Le Mans en 1983 y es fan del actor, con el claro objetivo de devolverlo a su estado original.

No sé por cuánto lo adquirió ni cuánto le habrá costado el bestial proceso de restauración, que ha incluido meses de trabajos para devolver al Ferrari 275 GTB/4 a las especificaciones de McQueen y, después, a un riguroso proceso de test en el circuito de Fiorano. Seguro que más de cinco cifras, sin embargo, me atrevo a decir que el de Schuppan sí que ha sido un negocio redondo. Si logras hacer de tu oficio beneficio está bien, pero cuando te haces rico con tu 'hobby' y además rescatas de una reliquia de la historia del automóvil, mucho mejor.

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