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¿Y si el origen de tu coche fuera un cortacésped?

Especial Toyota

Si conduces un coche híbrido es posible que su origen sea una máquina cortacésped. No estamos de broma, hemos dado marcha atrás en la historia de esta clase de vehículos, para descubrir que uno de los pioneros combinaba un motor eléctrico con la mecánica de una máquina cortacésped. Y con muy buenos resultados…

Varios son los hitos que han marcado e impulsado la historia de los coches híbridos, pero cómo por alguno hay que empezar este relato, lo haremos pondremos el punto de inicio en 1973. Es el año de la crisis del petróleo, cuando las imágenes de colas interminables de coches esperando para repostar en las gasolineras dieron la vuelta al planeta dejando claro que la dependencia del petróleo era excesiva.

El mundo en general y la industria automovilística en particular se movilizaron entonces para buscar alternativas al tan deseado ‘oro negro’. Algunos fabricantes desempolvaron viejos proyecto; otros, los pusieron en marcha desde cero; entre todos, destacó el VW Taxi que funcionaba con un motor eléctrico y otro de gasolina (de manera alternativa o a la vez) y fue capaz de recorrer hasta 13.000 kilómetros en fase de pruebas.

También mostraron importantes avances General Motors y Toyota. Esta última, en 1976, enseñó un prototipo de deportivo híbrido llamado Toyota GT Hybrid Concept fabricado sobre la base del Toyota Sports 800 de 1969 (lo puedes ver en la galería de fotos) y empujado por una turbina de gas y un motor eléctrico.

Con motor de cortacésped  frenada regenerativa

En 1979, Dave Arthurs transformó su Opel GT en un coche híbrido mixto. Utilizó para ello el motor de un cortacésped combinado con otro eléctrico de 400 amperios (creado a partir de baterías de seis voltios).

Arthurs invirtió 1.500 dólares en el montaje, pero consiguió excelentes resultados: consumo de entre 2,8 y 3,14 l/100 km y un montón de soluciones tecnológicas, entre las que destaca la frenada regenerativa.

Pero la unión entre los coches híbridos y los cortacésped va más allá. Sólo un año después, Briggs&Stratton, compañía especializada en el desarrollo y venta de máquinas de jardinería desarrolló un coche híbrido utilizando un motor bicilíndrico de 16 CV y otro eléctrico. Lo montaron en un vehículo de diseño propio, con dos puertas y seis ruedas; y consiguieron una potencia combinada de 26 CV.

Lo híbridos llegan al mercado

Damos un salto hacia delante para llegar al momento en que los coches híbridos se ‘plantan’, por fin, en el mercado.

El primero fue el Audi Duo III, con dos motores: un TDI de 90 CV y otro eléctrico de 29 CV. Estamos en 1997, pero el lanzamiento fue un fracaso ya que sólo se vendieron 60 unidades.

Ese mismo año, Toyota lanza al mercado japonés el Prius. Es el primer coche híbrido de producción masiva del mundo y consiguió una acogida excelente: en un año se vendieron 18.000 unidades.

Al Toyota Prius le seguiría el Honda Insight. No era un híbrido puro, pero conseguía buenas cifras de consumo, emisiones y autonomía.

El éxito de estos dos modelos supuso el despegue de los coches híbridos. Sólo un par de año más tarde llegaron el Toyota Prius II y el Honda Civic Hybrid. Toyota es la primera marca que apuesta por la hibridación del segmento de lujo y lanza una gama completa: los Lexus RX 400h, GS 450h y LS 600 h.

En 2004 aparece el primer híbrido de producción ‘made in América’, el Ford Escape Hybrid. La marca del óvalo y el resto de fabricantes americanos empiezan a transformar modelos ya existentes para crear versiones híbridas. Esta es la senda que, a día de hoy, todavía siguen la mayoría de fabricantes.

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