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Duelo: Ferrari 488 GTB/Lamborghini Huracán/McLaren 675 LT

Tres superdeportivos con motores descomunales en posición central. Nos subimos a ellos y pisamos el acelerador a fondo. Duelo: Ferrari 488 GTB/Lamborghini Huracán/McLaren 675 LT

Motorizaciones comparadas:

Suele decirse que el motor es el corazón de un coche. Pues bien: si es un motor trasero-central, además, es su alma. Por ahí van los tiros en esta comparativa radical. Duelo: Ferrari 488 GTB/Lamborghini Huracán/McLaren 675 LT.

Y lo decimos con muchos motivos: el centro emocional del coche, una dinámica superlativa, una estética arrebatadora… Todo gira en torno a su espíritu mecánico. Desde hace décadas, motores centrales como los que llevan hoy el Ferrari 488 GTB, Lamborghini Huracán y McLaren 675 LT han simbolizado la respuesta dinámica perfecta y una anatomías de carrocería espectaculares. Son coches atemporales que juegan en otra liga. Avanzados, y al mismo tiempo con el irresistible sabor de la tradición. 

Por ejemplo el 488 GTB, que nos retrotrae a los bólidos de la marca de los años 70. Da la impresión de ser un 308 GTB de 1975 convenientemente puesto al día. Y debajo de su capó no solo lleva mucha cilindrada: también muchas emociones. 670 CV, 760 Nm de par, aderezado con 1,3 bares de presión extra y un cambio rapidísimo de siete velocidades. 

Duelo: Ferrari 488 GTB/Lamborghini Huracán/McLaren 675 LT

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La respuesta de su motor biturbo es instantánea en cuanto rozo el pedal del acelerador con el pie derecho. Ya desde las primeras revoluciones sale disparado antes de que pueda coger aire. Empuja con una fuerza descomunal y estira cada régimen como si no hubiera un mañana. Ni el más mínimo síntoma de fatiga. Una respuesta más acorde con un atmosférico que en un motor turboalimentado. Ese es el milagro de este modelo. 

Y es que el par motor lo entrega de forma progresiva, y con el launch control logro cubrir el 0 a 100 km/h en apenas tres segundos. La aguja sube una  y otra vez hasta las 8.000 vueltas acompañado siempre de un sonido abrumador, casi lascivo. Los pelos de los brazos tardan un buen rato en volver a su posición inicial.

Igual de brutal es la respuesta del Lamborghini Huracán, aun cuando en un primer momento parece quedarse un poco por detrás. Pero ya desde que me subo las sensaciones son extremas. Voy literalmente encastrado en su pequeño habitáculo. Toda la instrumentación, de aspecto espacial, está dirigida hacia mí. O sea: a la conducción. Para el botón de arranque tengo que levantar una pequeña tapa roja, como en los cazas aéreos. Lo único que veo que me recuerda a Audi es el sistema de infoentretenimiento, y eso no es una mala noticia, sino todo lo contrario.

Despierto al V10 de 5,2 litros y ya desde el primer momento un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Al ralentí, el sonido es estremecedor.

Puede ser que este V10, con 610 CV y 560 Nm de par, no arroje unas cifras tan descomunales como las del Ferrari. Pero lo compensa claramente con su respuesta.

La tracción integral, además, me da mayor seguridad al pasar por las curvas y sobre todo confianza para apurar más. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos, y no se detiene hasta los 325 km/h.

Y toca pasar al McLaren 675 LT. Es la joya de la corona de la marca. El motor rinde ahora 25 CV y 22 Nm más (675 CV y 700 Nm), el 50% del coche es totalmente nuevo. El uso masivo de carbono lo aligera en nada menos que 100 kilos. El alerón trasero ayuda en las frenadas, su nuevo espoiler delantero lo pega al asfalto. Concretamente, aumenta la presión en un 40%. 

Añade suspensiones más firmes, unas vías 20 milímetros más anchas, las llantas más ligeras en la historia de la marca y un escape Titan. Una máquina de conducción pura.

El desarrollo de potencia es aún más descomunal que en sus dos rivales. Y sobre todo se nota porque la entrega de fuerza al eje trasero es menos homogénea: a partir de las 4.000 vueltas, el patadón es tal que doy gracias a que existe su sofisticado control de tracción (no olvidemos que el Lamborghini lleva una tracción integral que lo mantiene pegado a este mundo, y que la entrega de potencia del Ferrari, también propulsión trasera, es más homogénea y por tanto menos violenta). 

Pero a poco que uno le coja el punto, podrá enseguida realizar las mejores aceleraciones de esta comparativa: de 0 a 100 km/h en solo 2,9 segundos. 

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