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Cuba: museo del automóvil rodante, ¿cambiará sin Fidel?

Se cumplen 54 años desde que se arriara la bandera de los Estados Unidos en Cuba, un hecho histórico que marcó el comienzo de una nueva era. Aunque ha pasado ya más de medio siglo, parte de aquel momento sigue vivo gracias a los automóviles clásicos que datan de aquella época y que han convertido a la isla caribeña en un museo rodante. ¿Van a desaparecer estas joyas sin Fidel?

Hace unas semanas volví a ver por enésima vez 'Regreso al futuro' y, la verdad, al salir del aeropuerto de La Habana, capital de Cuba, experimenté lo mismo que Marty McFly (Michael J. Fox) cuando el DeLorean lo llevó a la década de los años 50. De hecho, en ciertas zonas de La Habana, como, por ejemplo, su centro histórico, es como si el tiempo si hubiera detenido durante estos 54 años; aunque hoy, los marines que por aquel entonces se encargaron de bajar la bandera de los Estados Unidos de Cuba la hayan vuelto a izar con lágrimas en los ojos y se haya dado de nuevo un salto al S.XXI.

clásicos en cuba

Uno de los primeros lujos burgueses que fue casi prohibido en Cuba tras la llegada al poder de Fidel Castro fue el automóvil. De hecho, fue a partir de triunfar la rebelión castrista cuando el Gobierno Revolucionario comenzó a entregar los vehículos que había requisado –grandes berlinas estadounidenses de la década de los 50– dependiendo de las necesidades de la población. Y en un Estado como el cubano los automóviles existentes pasaron a manos de las autoridades, deportistas de elite, celebridades y acólitos del régimen y, por supuesto, también los 'elegidos'. Y todos aquellos que quisieran comprar un vehículo, primero tenían que hacer méritos –por ejemplo, emigrando a trabajar a países 'amigos' del régimen castrista como la desaparecida URSS, China o Vietnam– durante años.

Una vez transcurrido ese periodo de meritocracia y con el beneplácito del Estado cubano en forma de autorización –también conocida como 'La carta'–, el ciudadano ejemplar utilizaba el dinero ahorrado durante su estancia en el extranjero en la adquisición de un vehículo de segunda mano –procedente de alquiladoras o del parque móvil del Estado– o de la industria automovilística soviética (Lada).

Los cubanos son los mejores mecánicos

Y ese ha sido el parque automovilístico en Cuba que ha pervivido durante décadas hasta que los extenuados y amortizados vehículos dijeron basta y dejaron de circular. Pero los cubanos, que pueden ser considerados los mejores mecánicos del mundo, supieron adaptarse a las circunstancias y arreglaron, modificaron y modernizaron las grandes berlinas estadounidenses de la década de los 50 hasta donde pudieron y llegaron sus posibilidades, convirtiendo los coches en una suerte de 'Frankenstein con ruedas'.

Pero en la mayoría de los casos, debido a la falta de repuestos o de dinero para comprarlas, además del deterioro que causa el ambiente salino en los motores, las grandes berlinas americanas quedaron varadas en los garajes o las explanadas a la espera de tiempos mejores. Todo cambió hace cinco años, cuando el Gobierno cubano permitió la importación de motores procedentes en su mayoría de México. Y esas mecánicas de segunda mano, obsoletas en su país de origen pero vendidas en Cuba por unos 3.000 euros, eran 'ultimísima tecnología' para la realidad cubana. De modo que los prodigiosos mecánicos cubanos resucitaron miles de berlinas estadounidenses trasplantando corazones –en su mayoría de origen Nissan– a Studebaker, Buick y Chevrolet. Eso sí, se trataba de resurrecciones sin homologaciones de ningún tipo ni cumpliendo estándares seguridad ni mucho menos en cuanto a emisiones de gases contaminantes se refiere. Ni la Euro 1 superarían los clásicos cubanos que ruedan por la isla caribeña… En este vídeo puedes ver algunos de los clásicos resucitados circulando por las calles de La Habana.

En La Habana huele a mechero Zippo

Y esto último se nota, y mucho, cuando pones pie en La Habana. Una extraña mezcla de olores se mete por las fosas nasales: aire salino y mechero Zippo recién encendido. El olor a hidrocarburo también tiene su fundamento porque en la bahía de La Habana existe una refinería que está a todas horas quemando petróleo... cubano. Sí, petróleo cubano, porque en la isla caribeña hay 'oro negro', pero de una calidad ínfima debido a la alta concentración de azufre que contiene. Sin embargo, sirve para generar electricidad. Se da la circunstancia de que desde hace casi un año una plataforma de prospección china anda buscando con autorización del Estado cubano petróleo en aguas territoriales de la isla, pero sin éxito. Por lo que Cuba tendrá que seguir dependiendo del petróleo venezolano que consigue a precios irrisorios a cambio de asesoramiento en cuestiones de inteligencia y de médicos y profesores, que poco a poco se están apropiando de los puestos claves en Venezuela.

Sea como fuere, la particular y azarosa idiosincrasia cubana ha permitido que los apasionados de los coches nos encontremos en ciudades como La Habana un auténtico museo del automóvil rodante, sonante y disfrutable. Mires donde mires, sobre todo en el centro histórico de la capital cubana, te puedes encontrar con estampas como las ilustran este reportaje. Es como estar en la hollywoodiense Hill Valley de 'Regreso al futuro', pero en pleno siglo XXI y sin trucos de cartón piedra. Cuando contemplas medio anonadado que esas joyas cincuentonas aún siguen casi como el primer día, circulando, petardeando como si fueran avionetas de la II Guerra Mundial y quemando diésel y expulsando sospechosos humos de varios colores, sólo puedes agradecer a Fidel Castro la aplicación de 'políticas antiburguesas'.

Pero sobre todo hay que quitarse el sombrero ante los cubanos por su ingenio y maestría para adaptarse a las adversidades, lo que pone de manifiesto que la teoría de la evolución aplicada al automóvil cuenta con un botón de muestra inmejorable en la isla caribeña. Porque lo que es innegable es que los cubanos lo han tenido siempre difícil: desde la colonia española, pasando por las distintas dictaduras de Machado y Batista alimentadas por el 'Tío Sam' hasta la actual de Castro que ya dura 55 años. Una realidad difícil, angustiosa e injusta y ante la que los cubanos sólo saben poner buena cara, una bonita sonrisa y un buen humor contagiables.

El taxi, salida profesional para muchos cubanos

Como el que transmitía Odalys, una joven cubana licenciada en Filología Inglesa, quien ante los ridículos 25 dólares (18,5 euros) –los mismos que percibe un facultativo médico– que ganaba al mes como profesora de la lengua de Shakespeare, se pasó al taxi, salida profesional que han tomado miles de cubanos ante la falta de oportunidades y los insultantes sueldos oficiales. Odalys lleva desde hace dos años conduciendo con admirable soltura un desvencijado y chirriante Buick Roadmaster resucitado con un motor diésel “Nixan” –como pronuncia para referirse a Nissan– convertido en taxi privado [también existen los taxis oficiales, que son de color amarillo y suelen ser Lada 2107, la versión soviética del Seat 1430, y que aguantan como jabatos el paso del tiempo]. Y con su nuevo trabajo de taxista puede llegar a sacarse unos 800 CUC [Pesos Cubanos Convertibles, la única moneda oficial con la que pueden pagar los extranjeros y con la única con la que los cubanos pueden adquirir la gran mayoría de los productos, incluidos los automóviles], unos 590 euros al cambio. De esos 800 CUC, 460 [tarifa plana gane lo que gane] van destinados a pagar al Estado por su licencia de taxi, 250 son para combustible y el resto le da para vivir. “Soy una afortunada”, explica Odalys entre sonrisas, mientras se afana en hacer girar el enorme volante de su 'american cab' [taxi estadounidense, como se denominan estas joyas rodantes en Cuba], que es una jaula de grillitos y cigarras, pues cada bache se convierte en un festival de crujidos que hacen temer que el vehículo vaya a desarmarse.

Igual de afortunado con su suerte de transportista de personas se siente Antonio, conductor de un cocotaxi (abajo, en la imagen), un motocarro con forma de coco de color amarillo, y que se ha convertido en una de las formas más divertidas y económicas de recorrer La Habana. “Y fresquita gracias al aire acondisoplado”, añade entre bromas. Antonio puede llegar a ganar al mes casi lo mismo que Odalys, pero su margen es mayor pues su vehículo consume menos que el pesado Buick de ésta por mucho que monte una mecánica diésel.

cocotaxi cuba

Y esto último es un factor determinante en Cuba, pues a pesar de que la isla caribeña recibe cada año miles de barriles de petróleo ultrabarato procedente de Venezuela, en Cuba el oro negro es de verdad un líquido muy preciado, teniendo en cuenta que el sueldo medio oficial son los citados 25 dólares. En las gasolineras cubanas, en las que nunca hay desabastecimiento, se comercializan –además del diésel con un precio de 1,30 CUC [0,95 euros]– tres tipos de gasolinas: la que cuesta 1 CUC (0,73 euros), de muy mala calidad y sólo apta para los ciclomotores; la de 1,20 CUC (0,88 euros), regular de 90 octanos y que suelen consumir la mayoría de los cubanos; y la de 1,40 CUC (1,02 euros). Esta última gasolina es la que está obligado a repostar todo coche de alquiler y de no hacerlo así, el propio operario de la gasolinera perdería su puesto de trabajo. Y soplones del régimen hay en todas las esquinas...

Los cubanos, muy respetuosos al volante

Como también es abundante la presencia policial en cada rincón, en cada calle, en cada carretera. Lógico que en las autovías todos los cubanos respeten los límites de velocidad y las normas, y aun así muchas veces se producen multas por 'apreciación' del agente [es decir, por el artículo 33] o por el 'bastón' [cinemómetro] a falta de radares fijos. Y las multas por exceso de velocidad equivalen a 36 CUC [26,30 euros], un dineral para el pueblo cubano. Aunque siempre queda el recurso de “Tíreme un cable, agente”, una forma sutil de sugerir la 'mordida'… Nada nuevo bajo el sol.

Un Peugeot 508 cuesta en Cuba ¡191.000 euros!

Lo que sí es nuevo en Cuba, en cambio, es la existencia de coches nuevos y de origen europeo, algunos de ellos de lujo... lo cual resulta llamativo en un sistema socialista. Y es que en Cuba desde el 1 de enero de 2014 está liberalizada la venta de coches, una medida más de la evolución hacia el capitalismo y 'aperturismo' –es una forma de hablar– que está impulsando el Gobierno de Raúl Castro, hermano militar de Fidel Castro a quien sustituyó hace unos años debido al delicado estado de salud del líder de la revolución cubana.

Pero, seamos francos: esta supuesta 'liberalización' en el sector del automóvil es pura propaganda de cara a la galería. Pues aunque es cierto, tal y como pude comprobar por mí mismo, la existencia de Peugeot, Seat, Audi e incluso Mercedes –además de mucho modelo chino, sobre todo Geely–, la verdad es que sólo la elite político-funcionarial-intelectual-deportiva afecta al régimen castrista es la que se puede permitir esos 'lujos burgueses'. Pues, como botón de muestra, sirva el precio de un Peugeot 508 que en España está disponible desde 20.520 euros, y en Cuba cuesta la friolera de 262.185,50 CUC [191.185 euros], tal y como puedes ver en la imagen tomada del portal cubadebate.cu. A ver quién es el guapo que se puede gastar ese dineral, 'mi-henmano'…

precios cuba

Foto: cubadebate.cu

Lógico, por tanto, que el mercado de automóviles de segunda mano esté en auge y permita que algunos estén haciendo su 'agosto' particular, como cuenta Miguel, un taxista privado, que en 2009 adquirió un Hyundai Accent de ocasión por 5.000 CUC [3.650 euros] y ahora podría venderlo por más de 30.000 CUC [21.900 euros]. “Esto es el mundo al revés”, indica Miguel. “No, esto es la evolución de la revolución”, pienso para mis adentros.

Museo de la Revolución Cubana: de visita obligada

Una visita obligada es el Museo de la Revolución Cubana, que se encuentra en el antiguo Palacio Presidencial, utilizado por varios mandatarios de Cuba, el último de ellos Fulgencio Batista, quien huyó antes de que las tropas revolucionarias tomaran La Habana en 1959. Además, de empaparte de propaganda del movimiento revolucionario que llevó a Fidel Castro al poder en Cuba, existe un edificio en la parte trasera, denominado 'Pabellón Memorial Granma' –en homenaje al yate de 13 metros de eslora que fue utilizado para trasladar a Fidel Castro y el Che Guevara junto a otros 80 revolucionarios desde Tuxpan (México) hasta Cuba en 1956– en donde podrás contemplar avionetas o vehículos relacionados con la Revolución, como el Land Rover Defender utilizado por Fidel Castro en la guerra de ‘liberación’, o el Pontiac Streamliner, usado para transportar armas durante la contienda.

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Museo del Automóvil de La Habana

Situado en La Habana Vieja, vale la pena ser visitado por las joyas que alberga, porque, todo sea dicho, el estado de conservación es lamentable y la funcionaria encargada del museo es la desidia personificada y estaba más preocupada de vigilarme que en dar explicaciones, entre otras cosas porque como ella me confirmó, no sabía nada de coches ni de lo que en el museo se expone… Una pena porque entre otros muchos modelos que están cogiendo polvo –como un Ford T de 1918, surtidores y semáforos antiquísimos– hay dos modelos con su ‘historia’, como, por ejemplo, el Cadillac V16 que utilizó Ernesto ‘Che’ Guevara cuando vivió en La Habana o el Oldsmobile Nighty Eight de 1959 (en la imagen) , que Camilo Cienfuegos, jefe del Ejército Rebelde, usó como vehículo oficial.

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