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Comparativa: Corvette Grand Sport vs Porsche 911 GTS (2017)

Dos deportivos de ensueño, juntos, por carreteras de montaña. En esta comparativa delCorvette Grand Sport vs Porsche 911 GTS (2017) me reafirmo en una cosa: tengo el mejor trabajo del mundo. ¿Con cuál nos quedamos? Difícil elección...

Motorizaciones comparadas:

En esta fresca mañana, poder probar las dos últimas generaciones de lo que, posiblemente, sean dos de los deportivos con más tradición de la historia, es un auténtico privilegio. Lo mejor de América y de Alemania, sobre el mismo asfalto. Comparativa: Chevrolet Corvette Grand Sport vs Porsche 911 Carrera GTS.

El Chevrolet Corvette Grand Sport viene a llenar el hueco entre el modelo de acceso, Stingray, y la bestia con compresor, el Z06. El Porsche 911 Carrera GTS (2017) con 450 CV, ocupa el salto que hay entre el Carrera S y el Carrera S Turbo. Los dos coinciden en ser el punto de equilibrio de oro de sus respectivas gamas. 

Deportivos de raza

La receta del Corvette es sencilla de partida: coge el motor V8 atmosférico de 466 del Stingray, y mételo en la ensanchada carrocería del Z06. esto es: componentes aerodinámicos, frenos cerámicos y semislicks de la casa Michelin. Lo miras y parece decirte: "¡Méteme en un circuito ya!!!!". Esto tiene su precio, claro: un desembolso extra de mas de 14.000 euros. Y la velocidad máxima también se incrementa: 30 km/h más de punta. Esto también tiene que ver con su cambio manual transaxle, con un desarrollo tan largo en la quinta marcha, que en ningún momento llega a sus revoluciones máximas. La sexta y la séptima llevan función overdrive. Puedes añadir el paquete Z07, con más elementos en la carrocería (así venía nutrida nuestra unidad de pruebas) que le permite una fuerza lateral de 1,2 g, para merma de los semislicks, claro. Aunque eso, probándolo en carretera abierta, no lo hemos podido experimentar, claro está.

Aquí tienes el 911 GTS en acción:

El Porsche 911 GTS monta cambio de doble embrague y un motor de tres litros, carrocería ensanchada, aunque la zaga no es tan imponente como en la variante Turbo. Está más en el tamaño de un Carrera 4 S de tracción integral. El tres litros bóxer, con un turbo más grande, llega a los 450 CV y los 550 Nm, por encima de los 420 CV del Carrera S, y por debajo de los 540 CV del 911 Turbo y su 3,8 litros.

Monta también el chasis PASM con la carrocería rebajada en 10 milímetros y amortiguadores adaptativos, que son de serie, igual que las estabilizadoras más rígidas, llantas de 20 pulgadas con cierre central, mariposas de escape y un faldón delantero más grande. En definitiva, lleva aditamentos aerodinámicos que en el Carrera y el Carrera S se pagan aparte. en el interior me espera un volante forrado en Alcantara con un diámetro más pequeño. ¿Y cómo se conduce? Rápido. Pero que muy rápido. El bóxer apenas mantiene su agujero el turbo, y en entonces llega un patadón que me catapulta hasta las 7.000 vueltas casi sin que llegue a pestañear.

El cambio de doble embrague opcional inserta cada relación a la velocidad del rayo en modo Sport, y sin apenas tirones. Pero lo que más sorprende es su sorprendente precisión de guiado, incluso superior a la de un Carrera normal. La dirección, extremadamente directa y comunicativa, permite trazar el vértice de la curva con exactitud milimétrica, y dala impresión de tocar el asfalto con las yemas de los dedos. El diferencial autoblocante y el sistema Torque Vectoring me aportan tan sensación de seguridad (y de margen) en las curvas, que no echo de menos la versión con tracción integral. Los que no tienen mucho margen son los recorridos de la suspensión, pero gracias a los amortiguadores variables, el confort es más que aceptable. Siempre que no elijas  los programas Sport y Sport +, claro. 

Como todas las unidades producidas para Europa, este Corvette C7 lleva de fábrica amortiguadores adaptativos, un diferencial autoblocante regulado electrónicamente y un control de la tracción en cinco fases. El capó y el techo hard top extraíble son de carbono, y este V8 lleva un escape a válvulas.

Al entrar en su cockpit justo después de saltar del Porsche, todo se ve algo más rudo. Aunque hay que decir que todo funciona muy bien, pero no es de entrada tan fluido. El cambio, por ejemplo, requiere algo de atención en su manejo, pero hay que decir que, una vez re adaptas, las inserciones con recorridos cortos son precisas. Y el motor atmosférico empuja sin piedad, con una entrega de fuerza más lineal que la del turboalimentado del 911, siempre más allá de las 6.000 vueltas. 

La dirección es intachable: tan rápida y comunicativa, que uno se olvida de que tiene entre manos un coche que supera los dos metros de ancho circulando por estrechas carreteras de montaña. Aun con el asfalto mojado, la respuesta es muy ágil y estable, con un elevado grado de margen, incluso rodando fuerte. 

Conclusión

¿Con cuál nos quedamos? Pues es complicado decidirse: el Porsche es más refinado y amistoso de entrada, el Corvette requiere una pequeña adaptación. Pero los dos son muy prestacionales y tienen comportamientos que apenas admiten tacha. Lo mejor es dejarse llevar por el encanto americano... O la fiabilidad alemana. 

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