Logo Autobild.es

Comparativa loca: Dodge Charger driftando contra un kart

El Razor Crazy Cart es un juguetito para adultos que garantiza diversión pura en circuito y está causando furor en Estados Unidos. Próximamente llegará a Europa, pero nosotros ya lo hemos probado a fondo: y lo enfrentamos a todo un Dodge Charger SRT.

Motorizaciones comparadas:

Como dijo una vez un amigo mío: la diversión pura solo llega cuando eres capaz de volar sobre el asfalto. Más o menos es lo que yo estoy experimentando ahora realizando, entre conos, lo más parecido a un vuelo rasante, con giros de ángulos imposibles. Y eso es gracias a un juguetito muy peculiar: el Razor Crazy Cart. Pero elevemos un poco más el nivel de locura y diversión. Enfrentémoslo a un coche de verdad, que también sabe de derrapes. Bienvenidos a esta comparativa loca: Dodge Charger SRT driftando contra un kart.

Driftando como un grande con una medidas diminutas

¡No te pierdas esta parodia de Ken Block con un Razor Crazy Cart!

Me subo a esta curiosa mezcla de kart y cochecito de caddy, que está causando furor en Estados Unidos, y en la próxima primavera llegará a Europa. Piso el pedal del acelerador y su motor eléctrico susurra con ganas. Enseguida me doy cuenta de que me encuentro sentado en algo muy especial. Este enano con baquet me permite realizar giros imposible y, lo mejor, driftar como lo hacen los deportivos de verdad. Tanto, que no es el Razor Crazy Cart el que llega a la línea roja de su límite, sino mi barriga. 

Eso sí: lo hace todo sin despedir grandes humaredas por las ruedas traseras. Todo se hace con la máxima sencillez, y con absoluta ausencia de riesgos. 

Todo lo contrario que el Den Dodge Charger SRT, un bólido alimentado por un V8 de 492 CV, que requiere manos muy duchas y driftea, ahora sí, despidiendo extensas estelas de humo negro por detrás. Y es que hablamos de propulsión trasera en conjunción con unos brutales 644 Nm de par, proporcionados por los 6,4 litros de su motor.

Ok, ok, diremos a favor del americano que es un coche auténtico, con licencia para circular en carretera abierta e incluso realizar largos viajes a velocidades de infarto con bastante comodidad. El pequeño kart, por supuesto, no tiene permiso para circular, es en realidad un juguete para circuitos… O el patio de tu casa.

Un test a fondo

razor crazy cart

Claro que eso no ha impedido que lo sometamos a un test completo de drift, con todo el rigor que aplicamos siempre en AUTOBILD, sin dejarnos ni una disciplina en el tintero: donuts, eslalon, ángulo de inclinación, precisión de guiado, etc.

En definitiva: queremos comprobar cuántas dosis de diversión es capaz de ofrecer este peculiar vehículo, un auténtico juguete para adultos. 

El resultado lo obtuvimos en media tarde, y es que sus batería de 36 voltios tampoco da para mucho más cuando lo exprimes. De modo que tras pulverizar 0,4 kilowatios por hora, empapar unas cuantas camisetas y tirar un par de pilones, ya tenemos un veredicto.

Después de un breve periodo de adaptación al pedal del acelerador (con la típica respuesta de un coche eléctrico) y a las repentinas reacciones del eje trasero, ponerse de lado con este kart es cosa de niños. Incluso nuestro fotógrafo, un tipo bastante tosco al volante que cuando conduce su Smart parece Godzilla enjaulado, logra realizar círculos con absoluta limpieza.

A esto ayuda mucho el sistema de dirección del Razor: permite ponerte en perpendicular a la pista en cualquier momento, apoyado en un eje trasero que gira con total libertad. Cualquier niño podría pasárselo bomba, si bien su precio es para adultos: cuando llegue al mercado europeo, rondará los 1.200 euros.

Al final de la prueba, hacemos algo que nunca habíamos hecho antes en una comparativa de AUTOBILD: guardar uno de los dos rivales en el maletero del otro. ¡Esto sí que es una locura!

¡No te pierdas nuestra sesión de drift al detalle en nuestra galería!

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.