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Comparativa: Ford Mustang vs Nissan 370Z Nismo

Más allá de los deportivos alemanes e italianos hay vida y de la buena. Esta comparativa es buena prueba de ello: el Ford Mustang se enfrenta al Nissan 370Z Nismo. ¿Prefieres deportividad a la japonesa o a la americana?

Motorizaciones comparadas:

Érase una vez dos marcas con una extensa tradición deportiva. Entre prácticos utilitarios para el día a día, cómodas berlinas familiares y modernos SUV, Ford y Nissan han querido dejar siempre un hueco en sus respectivas gamas para que los ingenieros diesen rienda suelta a su imaginación y dibujaran modelos más pasionales y deportivos. Y así es como arranca esta comparativa entre el Ford Mustang y el Nissan 370Z Nismo, dos modelos muy diferentes entre sí, pero con un mismo objetivo: ser la alternativa más exótica a los perfeccionistas deportivos europeos.  

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Empiezo por el japonés. A estas alturas de la película nadie va a enseñarle a Nissan Motorsport (Nismo) a hacer modelos de altas prestaciones. Llevan muchas victorias en competición como para saber sacar la quintaesencia a cada uno de sus modelos. El Nissan 370Z Nismo es la expresión de todo eso, con los cambios precisos en el motor, la suspensión y la aerodinámica para hacerlo más efectivo al límite.

Su V6 recibe más potencia, llegando a los 344 CV, un motor que nada tiene que ver con el cuatro cilindros del Ford Mustang (prueba) que, aunque suena poco deportivo, también alcanza una respetable cifra de caballos.

Mientras el V6 es atmosférico, los cuatro pistones del Ford se ayudan de un turbo que permite avivar el régimen desde abajo, cosa que el 370Z solo consigue cuando lo hacemos girar en la zona alta. Las diferencias también se notan al oído, ya que si el del Nissan ofrece un bramido más estimulante, el sonido del Ford llega camuflado a través de los altavoces. 

Y sigo: al volante te vas a encontrar todavía más distancia entre ambos. Para empezar, en el Nissan viajas perfectamente sujeto por unos bacquets muy bien diseñados. En el centro de la instrumentación, el cuentavueltas, la palanca de cambios cerca del conductor y una dirección con asistencia hidráulica, que te dice todo lo que pasa debajo del tren delantero. En este punto, el Nissan 370Z Nismo (prueba) se saca un as de la manga que te deja boquiabierto: en las reducciones, y con el modo Sport activado, la electrónica pega un golpe de gas para igualar el régimen con la marcha anterior: cero tirones y máxima suavidad. ¡Es toda una experiencia! 

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En el Mustang hay más relax y confort: volante más grande, asientos más anchos y cómodos y una respuesta del cambio no tan precisa. Su carrocería es más larga, más ancha, más alta y menos ligera, lo que acaba pasando factura cuando avivas el ritmo. Tampoco las suspensiones ofrecen tanta tensión como en el modelo japonés, la dirección eléctrica es más suave y los frenos no tienen tanto mordiente. 

Sin embargo, la experiencia de conducción es increíble en este Mustang. El estilo que desprende y lo suave que se conduce hacen de él un coche del que te enamoras fácilmente. Un muscle car americano puesto a punto para entusiastas europeos.

Dicho de otra forma: si tuviera que subir el Turini cada día no dudaría en elegir el 370Z Nismo, pero hay que reconocer que eso es demasiado irreal, así que finalmente me quedo con un Mustang que te ofrece  un comportamiento casi igual de dinámico, pero con una estampa única. Y es que, siguiendo con el ejemplo, pasamos más tiempo circulando por los amplios bulevares de la costa azul que emulando a Walter Röhrl. Por eso, el Mustang toma la delantera. También por el precio: más de 6.000 euros de diferencia a su favor lo hacen muy apetecible, sobre todo porque, además, vas sentado en un icono del automóvil típicamente americano.

Mi opinión

Hay muchas diferencias entre nuestros protagonistas, pero lo cierto es que los dos logran cumplir el objetivo para el que han sido concebidos: hacer disfrutar de lo lindo al volante. Cada uno lo hace a su manera: el Nissan te pone los pelos de punta en el sentido más estricto; el Ford no tanto, pero te regala grandes dosis de conducción con un estilo único.

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