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Comparativa BMW 116i y Mini Cooper

El Mini 2014 monta muchas soluciones mecánicas que veremos en la próxima generación del Serie 1. Por eso esta comparativa entre el BMW 116i y el Mini Cooper anticipa gran parte del futuro del grupo. ¿Quién está por delante?

¿Tres cilindros y tracción delantera? ¡Puaj! Para los exigentes seguidores de BMW esto suena más bien a un pequeño utilitario asiático, pero nunca osarían relacionarlo con su marca del alma. Un BMW debe tener propulsión trasera, ¡y punto! Pues esta máxima pronto estará pasada de moda. El próximo BMW Serie 1 (a partir de 2018) llevará motores en posición transversal y tracción delantera, como adelanta desde ya la nueva generación del Mini (y el BMW Serie 2 Active Tourer). No solo eso: por primera vez en la historia de BMW, los modelos de acceso se moverán con bloques de tres cilindros. Un shock cultural, una blasfemia... Pensarán algunos: nada menos que un tres cilindros en una marca que ha cuidado como pocas los revolucionados seis cilindros en línea y los voluminosos V12. Pero que nadie tema un ocaso de la firma bávara. Nada más lejos de la realidad, como comprobamos en esta comparativa entre el Mini Cooper y el BMW 116i. Los dos modelos entregan 136 CV, exactamente la misma potencia. Y también coinciden en el par: gracias a sus turbos, mandan 220 Nm a las ruedas.

De manera que el foco de nuestro cara a cara está en si la propulsión trasera del Serie 1 ofrece más diversión que la tracción delantera del Mini. Por eso, hemos dado especial importancia a los capítulos de la mecánica, la dinámica de conducción, el confort y los costes. El motor del Mini es una pequeña obra maestra. Solo si lo dejas subir de vueltas a lo bestia después de insertar la marcha notarás un mínimo retardo en su respuesta. En los demás casos, el 1,5 litros empuja con fuerza y sin demora, acompañado de un rugido cautivador. En un principio, la familia Mini recibió motores de Chrysler y luego adoptó mecánicas turboalimentadas del grupo PSA (Peugeot/Citroën), pero ha tenido que llegar un tres cilindros para extraer lo mejor de este modelo. Con solo 7,9 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, se despega del Serie 1. El tres cilindros pesa 10 kilos menos que el motor de 122 CV de predecesor... y es que BMW se ha empleado a fondo en aligerar su Mini. Con todo, no ha podido evitar que engorde 30 kilos respecto a la generación anterior, debido a que también ha crecido en dimensiones.

El Mini es más rápido y ligero

En cualquier caso, sigue siendo casi 200 kilos más ligero que el Serie 1, lo que se nota especialmente en el consumo. Sobre todo en la zona media del cuentavueltas, el Mini empuja más relajado, lo que evita tener que exprimirlo. El 116i da la sensación de hacer más esfuerzo cuando adoptas una conducción mínimamente deportiva. Todavía sorprende más la superioridad del Mini en el apartado del comportamiento, donde las ventajas teóricas de la propulsión trasera del BMW se quedan en papel mojado. Y eso que su dirección está liberada de la influencia de la tracción delantera, o que el reparto de pesos es más equitativo. Pues bien: cuando los conducimos, el Mini es más espontáneo y preciso. El Cooper gira extremadamente directo y decidido: ofrece diversión en estado puro. Una premisa que no ha olvidado este modelo desde que su antecesor clásico saliera al mercado en 1959. Desde entonces ha sido, y sigue siendo, el tracción delantera más ágil que se puede comprar. Por tramos de curvas, siempre y cuando estén secas, se muestra en mejor forma que el BMW Serie 1. Ya estemos hablando de rápidas autovías o auténticas serpentinas por carreteras comarcales, cada giro es un auténtico disfrute en el Mini. Claro que el BMW no es para nada aburrido, pero sobre todo en conducción decidida su dirección se muestra menos solícita y requiere más correcciones de trayectoria.

Dicho de otro modo: BMW ha orientado su 116i al confort. Por eso es el mejor de los dos en viajes largos. Su espacio detrás y su mayor maletero dejan en evidencia al Mini. También los asientos y la suspensión muestran un mayor grado de madurez. El Mini Cooper y su tarado rígido transmiten más lo que pasa sobre firmes bacheados, mientras el Serie 1 los filtra mejor. Pero en cualquier caso, los dos ofrecen un buen equilibrio entre agilidad y calidad de rodadura. En el apartado de equipamiento y extras el Serie 1 lleva la delantera, pero por poco margen. Y es que BMW ha dotado al Mini con casi todo lo que ofrece el grupo bávaro: asistencias electrónicas, innovadora conectividad, la posibilidad de conectar el móvil al equipo multimedia... El Serie 1 se ve más conservador en el interior. Cuando uno se monta en su habitáculo inmediatamente después de haber estado en el del Cooper, le da la impresión de estar en el camarote de un barco del Ejército, por visto y sencillo. En presentación, el nuevo Mini también se impone.

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