Bonnie y Clyde: Ford, gracias por el mejor coche para robar

El se llamaba Clyde Chestnut y ella Bonnie Elizabeth. Pese a que el FBI no le gusta reconocelo, ambos se convirtieron en una leyenda, en un mito en una época de profunda crisis económica, la de 1929.

Y eso que esta historia tiene de todo menos momentos agradables, porque Clyde Chestnut y Bonnie Elizabeth disparaban y nunca preguntaban. A sus espaldas tuvieron numerosos asesinatos y robos de bancos. Su popularidad y miedo fue creciendo entre la población al mismo ritmo que la policiía se veía incapaz de frenar sus acometidas. La razón hay que buscarla en el medio que empleaban para escapaz: coches de la marca Ford.

Tal era la querencia de Bonnie y Clyde por los modelos de Henry Ford que le escribieron una carta en agradecimiento por haber creado modelos tan rápidos con los que poder escapar de la Policía. Esta es la misiva:

"Muy señor mío:

Mientras tenga aire en mis pulmones, le seguiré agradeciendo el coche tan genial que usted ha fabricado. He conducido coches de Ford exclusivamente cuando podía escapar con uno. Por su velocidad sostenida y su capacidad de librarme de los problemas, Ford ha conseguido lo que ningún otro coche e, incluso aunque mi profesión no sea estrictamente legal, no le hace ningún daño a nadie que le diga qué gran coche tiene usted en el V-8.

Sinceramente suyo,

Clyde 'Champion' Barrow".

Un 23 de mayo, hace ya 78 años, su propia banda les traicionaba avisando a la Policía para que les tendiese una emboscada. Murieron acribillados en el interior de un Ford V-8, Modelo B, el mismo coche con el que tantas veces había escapado antes.

Clyde Chestnut tenía apenas 25 años y le atribuyeron una docena de asesinatos; Bonnie Elizabeth, su mejor cómplice, contaba solo 25.