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A bordo del Audi RS 7 autónomo en circuito

Subirse en cualquier coche autopilotado ya es de por sí toda una experiencia, pero tras ir a bordo del Audi RS 7 autónomo en circuito te pone los pelos de punta. Y no solo por lo extraño de las sensaciones, sino porque al bajar, tienes claro que este mundo está cambiando mucho más rápido de lo que nadie esperaba.

Estoy en el Race Resort Ascari, en Ronda (Málaga) para subir a bordo del Audi RS 7 autónomo en circuito. Como sucedió con el BMW M4, que se presentó en marzo pasado, Audi quiere demostrar el estado de desarrollo que ha alcanzado en esto de la conducción automática. Para ello, al menos por ahora, necesitan disponer de un entorno controlado como este. El Audi RS 7 ‘piloted driving concept’ no se ha pensado para salir a carretera en condiciones normales, para eso Audi –como el resto de fabricantes- tiene ya otros prototipos y grupos de trabajo en paralelo. Con este coche de lo que se trata es de explotar al máximo el potencial dinámico de un coche en ‘piloto automático’.

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No es que Audi vaya mañana mismo a comercializar un coche autopilotado, pero resulta que, desde que en 2007 empezaron a apostar fuerte por esta tecnología, la inversión se ha amortizado con creces en el desarrollo de nuevos asistentes de seguridad que, estos sí, ya se están incorporando en sus modelos de producción. Uno de ellos es el asistente de cambio involuntario de carril, capaz de redirigir el Audi A3 Cabriolet que lo ha estrenado hacia el centro de su carril. Opcionalmente, en el mismo modelo ya se puede equipar el Audi Pre-Sense, que actúa según tres fases de emergencia en las que puede llegar a aplicar un 60% de la fuerza máxima de frenado.

Sin duda, la ayuda más espectacular de cuantas se ha desarrollado Audi hasta ahora gracias a la conducción pilotada automatica ha sido, precisamente, el ‘Piloted Driving Assist’ que ha mostrado este año en un Audi A7 durante el CES de Las Vegas. Pero he venido a Ronda no a ver cómo un A7 puede librarme de las tediosas maniobras para conducir en medio de un atasco, porque este Audi RS 7 autónomo no es el siguiente paso, o tres más, sino más bien una muestra de qué serán capaces de hacer los coches autónomos cuando hayamos llegado al final de este camino en el que ya se encuentra embarcada la industria del automóvil al completo. Audi se apuntó un tanto hace unas semanas cuando, en la última prueba del DTM, el RS 7 se dió una vuelta entera a Hockenheim ante miles de espectadores, como puedes ver en el vídeo de abajo.

Cómo funciona el Audi RS 7 ‘piloted driving concept’

Audi insiste en que el RS 7 autónomo en el que me voy a subir en un momento es prácticamente idéntico a un RS 7 de serie. Lo cierto es que se echas un ojo al espacio de carga de ‘Boby’, como han dado en llamar a este prototipo después de pasar miles de horas con él, te das cuenta de que se trata de un vehículo de investigación. Al levantar el portón, aparece un maletero lleno de placas base, conectores, módulos WLAN y de comunicación con las infraestructuras –uno de ellos, por cierto, fabricado en España-.

Todo el equipo que hay en este Audi autónomo tiene un volumen similar al de dos maletas, aunque Audi ya ha sido capaz de comprimir toda esta tecnología en el espacio equivalente al de un Tablet PC. Este zFAS es un módulo centralizado de conducción autónoma aúna en su interior toda la electrónica que hasta ahora evaluaba la información proveniente de las decenas de sensores que hay en el vehículo –puedes verlos en una de las imágenes de la galería- y también fue presentado durante el último CES de Las Vegas. ‘Boby’ no está equipado con este cerebro central porque, al ser un vehículo de trabajo, a los ingenieros les resulta más sencillo manipular un equipo menos compacto.

En todo caso, cuando el zFAS –que tiene una potencia de procesamiento similar a la de toda la electrónica de un Audi A4 actual- llegue a los primeros vehículos de calle, estos serán capaces de adquirir los datos con mayor celeridad, evaluar la situación a la luz de toda esa información y tomar decisiones más rápidamente. Como sucede en la percepción de los sentidos humanos, aunque a mucho menor nivel, los sensores de los vehículos tienen un margen de error que no los hace fiables al 100%. Sin embargo, al contrario que en las personas, estos defectos pueden corregirse y, además, al tratarse de manera centralizada se puede manejar toda esa información más rápidamente.

Pero como decía Boby no está equipado con la versión comprimida de zFAS, sino que todavía puede verse una colección de módulos electrónicos tapizando las paredes del compartimento de carga. Ahí llegan los datos de los múltiples sensores y ‘ojos’ del Audi RS 7 con piloto automático, como las imágenes con profundidad de campo de las dos cámaras esteoscópicas del frontal, los múltiples radares de varios alcances en zaga y morro y, como novedad en este coche, por primera vez se ha logrado comprimir el escáner láser de barrido al tamaño de media taza de té.

En el Audi RS 7 autónomo, por Ascari

Como puedes ver en las fotos de la galería de arriba, el RS 7 de conducción autónoma no lleva tampoco un complejo mecanismo para mover volante o pedales, todo se hace desde el interior, como por arte del birlibirloque, lo que permite la inquietante experiencia de sentarse en el asiento del conductor mientras este coche de 560 CV da vueltas por Ascari a toda velocidad. Abajo puedes ver un vídeo de Boby acelerando y frenando en la recta de Ascari. Por suerte, no seré yo quien tenga que resistir la tentación de coger el volante, sino uno de los creadores de Boby, el jovencísimo ingeniero alemán Peter Bergmiller. Yo iré a su lado intentando grabar la experiencia y analizar la conducción de este engendro electrónico. 

Antes de que Peter apriete el botón que hará a este coche pasar a piloto automático, necesito saber qué es lo que voy a ver. ¿Cuántas vueltas requiere Boby para mapear el trazado en 3D de alta resolución?, pregunto. “Nada, lo conseguimos en seguida, con hacer una vuelta pegado a la línea del arcén derecha y luego, otra por la izquierda, el coche ya ha adquirido todas sus referencias”, afirma Peter un poco sorprendido por la pregunta. ¿Y es él quien decide por dónde negociar las curvas? “Sí, de acuerdo a la información que toma del trazado y de las propias características del Audi RS 7 autopilotado, Boby ejecuta siempre la manera óptima de girar y, en las curvas en las que hay varias posibilidades, siempre elige una de las eficientes en tiempo?

Está claro que el Audi RS 7 autopilotado tiene muchos miles de horas de trabajo, porque en cuanto arranca y nos dirigimos a la vuelta de ‘calentamiento’ veo cómo sacrifica la primera enlazada de subida de Ascari como si fuera un socio veterano de resort. “En estos días no hemos llevado el coche a sus límites dinámicos ni de lejos, se trata de un evento de demostración y queremos cuidar este prototipo”, me confirma Peter cuando le pregunto por el margen de seguridad con el que se mueve por el trazado.

Las contemplaciones se terminan cuando alcanzamos la línea de meta y Boby se para en la salida. Arranca la vuelta lanzada con una gran sorpresa por mi parte: justo antes de comenzar el giro a izquierdas de bajada, el RS 7 con piloto automático acaricia el freno para mandar el peso al eje delantero y ganar tracción para el giro, justo como lo haría un piloto profesional. De bajada, abre gas mucho antes de lo que yo había pensado hacerlo, “él, no va a tener miedo nunca”, afirma Peter justo respondiendo a la pregunta que yo tenía en la cara.

Si, después de dar la vuelta en el Audi RS 7 automático a Ascari, fui capaz de vencer al piloto automático de Audi por un segundo –a pesar del mareo con el que me bajé del primer coche-, fue por dos motivos: en la primera vuelta Boby me enseñó alguno de sus trucos y, además, en las zonas lentas acusaba una gran falta de agresividad. No sé si esto se debe a su falta de humanidad o a que tenía puesto el modo ‘cuidar chasis’ en su set up. En todo caso, ante de terminar la experiencia a bordo del coche autopilotado de Audi, todavía me había llevado otra sorpresa por su parte. En la segunda zona lenta, a pesar de que el coche siempre giraba con precisión quirúrgica, sin correcciones, se coló un poco.

El fallo se debió a que le acababan de poner ruedas nuevas y el grip no era muy bueno. Eso sí, donde habría tenido que entrar el ESP a saco para evitar el trompo, llegó Boby con una soberbia maniobra de contravolante y colocó el coche justo preparado para la siguiente curva mucho más rápida y de izquierdas. Me quedé con la con la boca abierta y todavía sigo pensando si yo algún día conseguiré ser así de rápido con las manos…

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