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Prueba Audi RS 3 Sportback 2015, directo a lo más alto

El Audi RS 3 Sportback 2015 va directo a lo más alto. Un año y medio desde que se lanzara al mercado el Audi S3, llega la prueba de la versión más potente de la gama A3 que tiene en el punto de mira al Mercedes A 45 AMG.

Es evidente que el Audi RS 3 Sportback 2015 va a lo más alto del segmento. El trío alemán de compactos deportivos de alto rendimiento está formado por el BMW M135i y el Mercedes A 45 AMG. Está claro que los directivos de Audi tiene en el punto de mira al Mercedes.

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Lo que primero querían los ingenieros de Audi era estar por encima, en potencia, respecto al Mercedes Clase A. Si el A45 AMG tiene 360 CV ellos ofrecen 367. Son solo siete caballos más pero suficientes para decir: “Tenemos el deportivo compacto más potente del mundo”.

A pesar de un importante madrugón a las cinco de la madrugada, he tenido la oportunidad de probar el nuevo Audi RS 3 Sportback por los alrededores de Roma. No pienses que los compañeros del departamento de comunicación nos han llevado de atasco en atasco. Han tenido el detalle de dejarnos probar el RS 3 2015 al límite en el circuito de Vallelunga.

Durante unas cinco vueltas a este trazado italiano he tenido la posiblidad de conocer un poco mejor a este coche. Es muy difícil probar un coche de 367 CV en carretera abierta al tráfico y, lo mejor, es hacerlo en una zona segura y sin circulación.

El Audi RS 3 Sportback utiliza el mismo motor que la anterior generación. Se trata de un bloque de cinco cilindros en línea que deriva del V10 que lleva el Audi R8. Los motores de 5L tienen un sonido muy peculiar, ronco y agresivo. En este caso, no podía ser menos.

Audi ha homologado una velocidad máxima de 250 km/h. Lógicamente está autolimitada. No obstante, existe una opción que te libra de este sistema y te permite alcanzar los 280 km/h. Pero lo que más me ha impresionado es su aceleración: de 0 a 100 km/h en solo 4,3 segundos. Esta es la cifra por la que se movía un Porsche 911 Turbo (996). ¡Atención! Si el Porsche tenía 420 CV, el nuevo RS 3 Sportback tampoco se queda corto con sus 367 caballos.

En el circuito he podido comprobar que los pilotos de pruebas de la marca han creado un coche muy sencillo de conducir. Puedes realizar frenadas muy precisas y al límite y el Audi no se mueve ni un centímetro. Todo es eficacia. Además, el sistema de frenos con discos cerámicos –es una opción de la que se desconoce el precio- tiene una elevadísima resistencia a la fatiga.

Por otro lado, me ha sorprendido lo poco subvirador que resulta es tracción integral con casi 400 CV de potencia. Puedes dar gas a fondo en la salida de las curvas lentas y no te encontrarás con un morro que tiende a irse de frente. Audi afirma que puede bloquear al 100% el Haldex. Sin duda, la tracción quattro funciona muy bien. Tanto que el coche es tan efectivo que puede llevar a ser aburrido. Pasan las vueltas en el circuito, cada vez vas más rápido pero el Audi RS 3 Sportback ni se inmuta. Está claro, necesito un poco más de adrenalina.

Prueba del Audi RS 3 Sportback (por Alfredo Rueda)

Es uno de los referentes en el segmento de los deportivos compactos. Tras probarlo a fondo no me ha quedado ninguna duda. Y es que el Audi RS 3 es eficaz como pocos en una conducción deportiva sin concesiones, pero a la vez te permite ir a por el pan con total tranquilidad y comodidad, rodeado por un ambiente de calidad y el lujo propio de un coche de mucho mayor empaque.

Y todo esto a pesar de que esta versión solo se puede pedir con la carrocería de cinco puertas que la marca denomina Sportback. Una verdadera pena, porque si prescindiera de las puertas traseras su imagen deportiva ganaría muchos enteros. Bueno, por lo menos su parte delantera y, sobre todo, la trasera, es demasiado espartana y solo gana algo de deportividad con su doble salida de escape. Además, el acceso a la parte de atrás es mucho más fácil, aunque solo sea apta para que viajen con comodidad dos adultos.

Un motor elástico y poderoso

El puesto de conducción es otro cantar. El primer vistazo a tu alrededor ya te hará sentir muy a gusto, sabrás que estás en un coche de calidad, de categoría premium. Pero el encanto se rompe un poco al tener que meter la llave en el contacto. Quizá para la siguiente generación tengas el botón mágico de arranque que otros vehículos de la casa, y no tan deportivos, ya tienen. 

Al girar la llave, este nimio detalle se te olvidará también de un plumazo cuando oigas ronronear su motor de cinco cilindros en línea. Es como todo en este coche, estilo Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Si circulas tranquilo, el motor y su sonido acompañan... Ahora, como le aprietes con ganas, el soplado de su turbo satisfará tus tímpanos más que un buen concierto de la Filarmónica de Berlin (por aquello de ser también alemanes). Y es que su mecánica de 2,5 litros, con inyección, turbo y 367 CV es de lo más delicioso del Audi RS 3. Empuja con contundencia desde casi el ralentí, pero a partir de las 3.000 vueltas empieza lo bueno... de verdad. Porque hasta las 7.000 rpm las sensaciones se acumularán en tu cerebro, sintiendo una conexión prácticamente total entre este, tu pie derecho, el acelerador y este increíble motor. 

Pero empiezo con calma, disfrutando del entorno, de una dirección impoluta que guía el coche por auténticos raíles en sus poco más de dos vueltas de volante. Tampoco noto los cambios, gracias a su caja automática S tronic de siete velocidades, que sigue sobresaliendo por su rapidez y precisión de funcionamiento. Con todo esto, el magnífico chasis invita a ir cada vez más deprisa. Y eso a pesar de que esta unidad monta las ruedas delanteras más anchas. Eso, precisamente, ayuda a tener un tren delantero más aplomado y menos proclive al subviraje, pero con una direccionabilidad perfecta que, además, ayuda a meter la zaga con más precisión en curvas cerradas. Todo esto me anima a activar su Audi Drive Select (de serie) y pasar del modo Comfort al Dynamic. Escucho el motor todavía más metálico, con el turbo soplando en cada requerimiento de potencia. Y lo de siempre: quiero más. Y vaya si lo tengo. Cambio su palanca al modo S. Automáticamente veo en el cuadro de relojes como la caja de cambios pasa de forma inmediata de la posición D4 a S2, reduciendo dos marchas sin prácticamente enterarme y dispuesto a salir catapultado a la más mínima insinuación con el acelerador. 

Empiezo a tomar conciencia de lo deprisa que puedo empezar a enlazar virajes. Su tracción integral quattro y su firme amortiguación, permiten un paso por curva endiablado, muy alto incluso para otros deportivos de postín.

Y es que la diferencia entre sus modos de conducción se nota mucho. El Dynamic y, sobre todo, el Individual (configurable) inciden en parámetros como la rapidez de dirección, cambio (estirando más las marchas), una más inmediata respuesta del cinco cilindros y una suspensión más dura. Prácticamente cuatro coches en uno.

Por eso su precio, quizá su principal talón de Aquiles... es también como tener esos cuatro vehículos... Pero peor que esto es pese a los casi 60.000 eurazos que cuesta, debas pagar más por elementos como el navegador, airbags laterales o unos asientos eléctricos o calefactables. Por lo menos, al volante, el disfrute lo tienes más que asegurado y esto sí que viene de serie...

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