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El primer coche de la Historia cumple 130 años

El 29 de enero de 1886 se patentó el primer coche de la Historia. Antes, había habido muchos intentos de hacer algo similar, pero el patent car de Karl Benz fue el primer automóvil con motor de combustión. Su invento cambió como ningún otro la vida de las personas en el siglo XX y todavía tiene mucho que decir en presente y en el futuro.

Si Karl Benz hubiera sido consciente de que el humilde y descriptivo nombre que le pondría al primer coche de la Historia, que ya ha cumplido 130 años, a lo mejor habría elegido algo con más gancho para el mercado. Y es que el ingeniero firmó la solicitud de una de sus patentes bajo el nombre de 'Fahrzeug mit gasmotorenbetrieb' (literalmente, “cosa con ruedas y motor de gasolina”), seguiría siendo empleado para llamar a su invento 130 años después por los cerca de 100 millones de personas que hablan alemán, quizá habría preferido ponerle “Benzmovil” o algo así.

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Pero no era el señor Benz de los que perdieran el tiempo pensando en esta clase de cosas. Se pasó toda la vida encerrado en su taller de Mannheim, la segunda ciudad más importante del estado de alemán de Baden-Wurtemberg, evolucionando la idea de su “cosa rodante y con motor” que hoy conocemos como el primer automóvil de la Historia y, por supuesto, también el primer Mercedes-Benz. De hecho, ya había construido, durante el verano de 1885, una primera versión de este triciclo con motor, que desarmó ante la gran cantidad de problemas técnicos que presentaba. También desmontó Karl este primer coche patentado de la Historia, ya que necesitaba el motor para impulsar con él una máquina en su taller.

Por fortuna, también conservó las piezas originales del primer automóvil de la historia, lo que permitió su recuperación hacia inicios del pasado siglo. En 1906, esta unidad fue enviada al primer Museo de Ingeniería, que se abrió en Múnich, en el que hoy es uno de los principales atractivos para sus visitantes. Pocos saben que el invento de Karl Benz no tuvo tanto éxito al principio y que fue gracias a su mujer que se dio a conocer. De hecho, Bertha Benz, al atreverse a hacer el primer viaje en coche de todos los tiempos se convirtió en el primer conductor de la historia, que fue conductora, una mujer, aplastante argumento en contra de esos idiotas a los que gusta meterse con las conductaras solo por serlo.

De manera casi simultánea a los primeros pasos de Benz hacia el automóvil y, por casualidad, no muy lejos de Mannheim, -exactamente a 120 kilómetros, en Cannstatt, a las afueras de Stuttgart- había otro par de geniales inventores obsesionados con la misma idea. Si Karl Benz presentó su patente el 29 de enero de 1886, en agosto de 1885, Gotlieb Daimler, ayudado por Wilhelm Maybach, había creado el primer automóvil con motor de combustión de la historia. Siempre que consideremos la palabra “auto-móvil” en su más amplia acepción.

Daimler y Maybach tenían amplios conocimientos acerca del motor de combustión interna, que habían adquirido de su etapa en la compañía Gasmotoren Fabrik, de Nikolaus August Otto. Antes incluso de que Gottlieb abandonara la firma del inventor del primer coche de todos los tiempos, ya había firmado un contrato personal con Maybach para que le ayudara a desarrollar su proyecto. Ambos ingenieros, al igual que Karl Benz, estaban empeñados en demostrar que este nuevo sistema era apto para impulsar un vehículo que transportara personas y mercancías. Y lo consiguieron, independientemente y sin tener conocimiento de sus mutuos esfuerzos. Ni siquiera llegaron a conocerse.

El primer vehículo patentado por Karl Benz es considerado el primer coche por la gran cantidad de inventos incorporados en su diseño y que constituyen el ADN del automóvil. Muchos de ellos, como el chasis tubular, fueron importados de la fabricación de bicicletas. Otros, como la dirección por un eje pivotante, fueron desarrollados por él mismo. El motor de cuatro tiempos tenía una relación de compresión de 3:1, podía girar hasta a 450 rpm y entregaba 3 CV de potencia. Mediante un mecanismo de piñones helicoidales, se seleccionaba entre dos marchas tirando de una polea. Karl Benz siguió construyendo nuevas versiones de su automóvil. El tercero, del que se fabricaron 25 unidades, es considerado el primer coche de producción. Uno de ellos se conserva en el Museo de Ciencia de Londres.

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