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Mazda MX-5 contra Mini Roadster

El nuevo Mini Roadster es pequeño, agresivo y solo tiene un par de asientos. ¿Vale con esto para considerarlo un auténtico 'roadster'? ¡Lo vamos a comprobar en esta comparativa con el legendario Mazda MX-5!

Motorizaciones comparadas:

Este Mazda MX-5 me llega al corazón al empezar esta prueba. Cuatro metros de largo, bajito, tracción trasera... El japonés ha pasado de copiar tendencias a convertirse en el espejo donde se debe mirar cualquier descapotable biplaza que se precie. Y es que en Japón cuidan mucho la denominación de origen y la pureza: un 'roadster' tiene que ser estrecho y directo. Meterse en él se convierte en un auténtico suplicio, de modo que a un conductor que mida más de 1,85 metros le puede costar la mismísima vida. El volante no se puede ajustar en altura lo suficiente, de manera que te pega en la rodilla y su interior es tan funcional que peca de espartano.

Eso sí, la capota de lona se abre con la rapidez y la sencillez de un paraguas. A mí, la verdad, que me dejen de techos eléctricos. El inglés también abre su capota de manera manual (aun- que hay que hacer un poco más de fuerza) hacia atrás. Para los que no quieran realizar esfuerzo, deben saber que a lo largo del año llegará un techo de funcionamiento semitautomático (solo hay que accionar el cierre con una palanca). El conductor va bastante alto en unos asientos algo cortos, pero ofrece mayor espacio interior que su rival, sobre todo en longitud (las butacas tienen mayor regulación). Además, los 240 litros de capacidad de su maletero son muy superiores a los escasos 150 del cabrio japonés.

Al Mini Roadster, desde luego, no le falta temperamento y su eficiente motor Cooper de 1,6 litros turbo hace muy buenas migas con su carrocería de poco más de 1.100 kilos. Sus 122 CV no son tan impresionantes como los 184 de la versión Cooper S (es la que utilizamos de modelo para la sesión de fotos), pero sí resultan más que suficientes para realizar una conducción alegre y divertida. Respecto al MX-5, el Mini es un coche más silencioso, rápido y un litro más ahorrador. Sin duda, su propulsor es mucho más moderno y se nota que utiliza últimas tecnologías como el 'Start-Stop', que el deportivo japonés todavía sueña tener en un futuro.

Así que, mientras el Mazda MX-5 se desmarca con un consumo medio de 8,5 l/100 km, el Mini Roadster se planta en 7,5 litros dentro de nuestro recorrido de pruebas habitual. El MX-5 mantiene la zaga en su sitio al acelerar... hasta que el ESP interviene mínimamente para colocarlo en la trayectoria si te pasas. Si pulsas el botón 'DSC off', te convertirás en un auténtico jugón, pero te llevarás algún que otro susto. Por eso, de nuevo, te recomiendo que todos los juegos de manos los hagas en una pista cerrada. En este escenario te encontrarás con un deportivo muy divertido de conducir, que te permite hacer prácticamente lo que te propongas: su potencia (126 CV) es sencilla de dosificar y con su bajo peso (1.075 kilos) está exento de grandes inercias.

Respecto a las posibilidades de equipamiento, gana por goleada el Mini. El Mazda MX-5 cuesta 24.000 euros y tiene una dotación de serie donde no faltan elementos tan importantes como el control de estabilidad, el climatizador o el equipo de sonido con MP3, pero no puede llevar ni como opción el control de velocidad, los faros de xenón, la tapicería de cuero o el navegador. Sin duda, los más caprichosos estarán más contentos con el Mini Roadster, que puede montar todo lo que sueñes y un poco más. Eso sí, con su considerable precio. Por ejemplo, mientras que el climatizador forma parte del equipamiento de serie del nipón, en el Roadster deberás pagar 340 euros extra. ¿Quieres control de velocidad? 196 euros más. Y si necesitas un navegador tendrás que dejarte otros 1.857 euros. Por lo que, al final, si pretendes diseñarte a medida un Mini el precio final del coche superará con mucha facilidad los 27.000 euros.

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