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Mazda CX-5 contra Nissan Qashqai

Juan Antonio Corrales

El Mazda CX-5 quiere desbancar al Nissan Qashqai como superventas del segmento SUV. ¿Será capaz de hacerlo?

Motorizaciones comparadas:

El Mazda CX-5 hace parecer viejo al Nissan Qashqai, gracias a su parrilla de grandes proporciones y unas líneas más agresivas que las de su compatriota. Pero no solo de diseño viven los compradores de SUV, pues hay que tener en cuenta que este Nissan gusta mucho y se sigue vendiendo como rosquillas. De hecho, en lo que va de año se ha colocado en la cuarta posición de los modelos más vendidos de nuestro país con ¡22.538 unidades!, más que muchas marcas con gran arraigo y con toda su gama al completo.

Pero no hace falta ser adivino para ver que el Mazda CX-5 le va a poner las cosas difíciles al Nissan Qashqai. Y es que el nuevo Mazda va a por todas. Los ingenieros han partido de cero: motores, cajas de cambio, carrocería, chasis... todo nuevecito. Y claro, el resultado es un coche bastante conseguido, un modelo al que le gusta ajustarse a cualquier tipo de conductor (vídeo Mazda CX-5). Asientos, columna de dirección... Da igual que seas una persona pequeña o grande: las superficies de las butacas delanteras son suficientes para acomodar a conductores de todas las tallas.

No lo oculto: el SUV de Mazda me ha dejado muy satisfecho con su tecnología, aunque tampoco son una rabiosa novedad en el mercado, ya que el Nissan Qashqai ofrece prácticamente lo mismo. Por ejemplo, el navegador (tan sólo cuesta 500 euros) se puede manejar tanto con la pantalla táctil como con el Multi Commander –un iDrive al estilo de Mazda– en la consola central. La banqueta trasera dividida en tres partes y abatible desde el maletero también es de lo más práctica: basta un toque para plegar los asientos. Mazda ha llamado 'Karakuri' a este detalle tan especial y rememora a una histórica muñeca mecánica que tuvo un enorme éxito en Japón.

Frente a estos detalles del CX-5, el Qashqai presenta una amortiguación dura de pelar por carretera: puede que sea demasiado firme para muchos. Su diésel, obra de Renault, funciona más suavemente.

En la mecánica, las nuevas tecnologías del Mazda tienen más peso que las del Qashqai. Quedan recopiladas bajo el concepto 'Skyactiv'. Para aclararnos, se traduce en buenas cifras de consumo, peso y emisiones. Todos los componentes han sido optimizados para reducir la fricción, además de la propia masa de cada pieza. Los ingenieros han dado lo mejor de sí con el doble turbo y los motores diésel, que ya cumplen con la exigente norma Euro 6. Mucho más importante, el diésel resulta potente y refinado. Con tranquilidad y un ligero sonido metálico, tira con fuerza desde abajo hasta llegar a las 5.200 vueltas: una cifra que no está nada mal para tratarse de un diésel. Otra sorpresa: el Skyactiv-D con tracción delantera y 150 CV promete un consumo de 4,5 l/100 km. No está confirmado oficialmente, así que habrá que esperar a comprobarlo cuando lo tengamos en la redacción.

La nueva caja de cambios manual recuerda a la del MX-5. Así, como suena. Recorridos cortos y precisos, además de relaciones bien escalonadas que aprovechan perfectamente la potencia del coche. La gente de la marca ha puesto al SUV en un nivel jamás visto en los coches de Hiroshima. Cuando te subes en él, sientes el Jinba Ittai, la célebre armonía nipona entre corcel y jinete que inspiró el nacimiento del mítico roadster allá por el año 90.

Aunque el Mazda también tiene sus fallos. Por ejemplo, el confort de rodadura es más bien escaso. Tampoco estaría mal una banqueta más blanda para los ocupantes de atrás. En este cara a cara que AUTO BILD 4x4 ha realizado frente al Nissan Qashqai puedo sacar dos conclusiones: la primera, que el CX-5 supera al Qashqai. La segunda, el compacto de Nissan lleva la ventaja de haber salido antes de la crisis. El primero, en cambio, todavía tiene mucho camino que recorrer...

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