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Comparativa VW, BMW y Mercedes: ¿Quién domina la liga GTI?

En la ‘liga GTI’ no solo juega el Golf. También BMW y Mercedes son capaces de despertar auténticas pasiones. Enfrentamos a este trío del disfrute.

Motorizaciones comparadas:

¿Te suena de algo el test Brinell? ¿O los métodos Vickers y Rockwell? Todos ellos pertenecen a la ciencia del conocimiento de los materiales, y sirven para medir su dureza. En el caso del método Vickers, por ejemplo, se presiona una pirámide de diamante invertida sobre una superficie. ¿Hemos dicho diamante? No necesitamos ser tan lujosos; nos conformamos con presionar el asfalto de superficies de amplias autovías y carreteras de montaña con neumáticos. Y muchas curvas.

Así, podemos medir la dureza de sus chasis como, por ejemplo, el del Mercedes Clase A. De hecho, para nosotros, y para muchos de sus conductores, se pasaba de duro. Eso le costó puntos en varias de las comparativas de Auto Bild porque, claro, penalizaba el confort. 

En este tiempo, el renovado Clase A, supuestamente, ha corregido esto. Comprobarlo también tiene que ver con presionar. Concretamente, el botón por el que puedes manejar su denominada Dynamic Select Function, que suaviza la respuesta de los amortiguadores y logra que este Mercedes vuelva a ser lo que debe ser: un Mercedes. En resumen: el confort de marcha del Clase A ha mejorado.

La pregunta es: ¿llega al nivel de sus rivales directos? Para comprobarlo, comparamos bajo presión (una vez más) al A 250 contra el BMW 125i y el Volkswagen Golf GTI. En estas variantes orientadas a la deportividad (el Mercedes rinde 211 CV y el BMW, 218), el VW es más generoso, con sus 230 caballos de potencia. 

Pero dejémonos de frías cifras. Sometemos a los tres candidatos a una prueba de fuego. Y al final, dictaminamos quién es el vencedor. No solo en test de dureza como los de Vickers o Brinell. Por supuesto, también en los demás apartados… Y con nuestros propios métodos...

Mercedes Clase A: carácter a golpe de botón

El modo más domesticado se llama Comfort. Si elegimos este programa, la respuesta del acelerador es más suave, la dirección se aligera y los amortiguadores trabajan con mimo y transmiten comodidad. Al menos, la suficiente, como hemos comprobado sobre asfalto roto. Podemos decir que Mercedes ha logrado en su compacto, por fin, un buen compromiso entre confort y deportividad. 

No se puede decir lo mismo del motor: aquí, los ingenieros de la marca de la estrella han priorizado la fuerza, y es una realidad que ninguno en esta comparativa arroja su par con tanta brutalidad. Ya desde poco más de las 1.000 vueltas notamos el empujón del cuatro cilindros, y lo cierto es que llega a los 200 km/h casi sin que te des cuenta. Eso sí: a estas velocidades, el Clase A no se encuentra en su salsa, ya que obliga al conductor a hacer leves y constantes correcciones para mantener la trayectoria. 

El resto del 250 es típico del Clase A: interior con buen manejo, pero algo angosto, y unos acabados que brillan a buen nivel, pero con aspectos mejorables, como las juntas con la carrocería, que nos parecen demasiado holgadas. Demasiado para un coche de más de 44.000 euros. Otro aspecto que no corresponde con esta liga de precios es un interior demasiado ruidoso.

BMW tira de tradición
y de propulsión trasera

Los 218 CV, la propulsión trasera y una dirección directa y comunicativa son los ingredientes para un coche que debería ser divertido de conducir. No es el caso. En su contra juegan sus casi 1,5 toneladas de peso y un chasis con el tarado demasiado blando en modo Comfort. Por suerte, puedes elegir modos de conducción más dinámicos con solo pulsar un botón. Y es que este BMW juega la carta del lujo en este trío. A su favor, un motor muy elástico y silencioso y un cambio automático de ocho relaciones con un funcionamiento tan rápido como fluido. En general, es un coche que invita al dinamismo, y solo peca de un rodar en recta a elevadas velocidades algo impreciso y una postura al volante mejorable por ser demasiado elevada. De no ser así, sería el compañero de viaje perfecto.

Hay otro aspecto que empaña el conjunto: el equipamiento de serie, tanto de confort como de seguridad, es demasiado parco. Por ejemplo, el avisador de colisión con función de frenado City cuesta 616 euros extra, y por el navegador o por la información del tráfico en tiempo real también hay que tirar de billetera.

Volkswagen tiende a la diversión
y la deportividad

El Golf es el pionero en este segmento: un compacto capaz de transmitir sensaciones deportivas. Y no ha cambiado su mantra en esta generación. Al contrario: este GTI logra ser el paradigma del híbrido entre deportivo y coche para viajar. De la diversión al volante se encarga un motor potente y ávido de vueltas, un cambio DSG muy rápido y un chasis muy afinado. Siempre tienes la sensación de llevar el control y estar en contacto con el asfalto, a lo que ayuda una dirección comunicativa que permite dirigirlo con facilidad por la trayectoria idónea. Y cuando pisas a fondo, te acompaña con un sonido cautivador (aunque esto se logre por métodos artificiales).

En otros apartados, también adelanta a sus rivales: gran habitabilidad interior, asientos excepcionales y la mejor visibilidad perimétrica, lo que se agradece en las maniobras. 

Por si fuera poco, el VW también es el más barato de los tres. No se distancia mucho del BMW, pero sus opciones son más baratas y es el único con climatizador bizona de serie... ¿Quién da más?

Conclusión:

Los puntos lo dejan claro: el Golf gana fácilmente esta comparativa. Incluso si nos abstraemos de las cualidades dinámicas y la potencia, lo cierto es que logra, como ningún otro, maridar de una forma magistral dinamismo y confort. El BMW, a pesar de tener la configuración más deportiva es, curiosamente, el rutero del trío. Mercedes solo puede hacerse con el tercer puesto: su potente motor no le basta para destacar entre sus avezados competidores. Pero no cabe duda de que te dará muchas alegrías.

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