Logo Autobild.es

Comparativa: Citroën C-Elysée contra Skoda Rapid, ¿cumplen su función?

Tanto el Citroën C-Elysée como el Skoda Rapid representan la discreción sobre ruedas. Pero cumplen de sobra lo que se espera de ellos, con un precio asequible, un buen espacio a bordo o una muy interesante economía de mantenimiento

Por poco más de dos millones de las antiguas pesetas, pensarás que no hay mucho donde elegir si estás mirando qué coche comprar, o que lo que hay no merece la pena. Si es tu caso, me alegra informarte de que te equivocas. La muestra la tienes en esta comparativa entre el Citroën C-Elysée y el Skoda Rapid. Vale, es verdad que ambos cuentan con amplios descuentos, sobre todo el Skoda, que tira la casa por la ventana, o mejor dicho los euros por la ventana, con más de 6.000 euros menos en el precio final de compra. Con esto, nuestros dos protagonistas se quedan en poco más de 13.000 euros, unos 14.000 si añadimos navegadores y pinturas metalizadas. Un precio que, sin duda y para lo que ofrecen, es toda una ganga.

Claro, que hay que tener cuidado con las gangas... En este duelo entre el C-Elysée y el Rapid por un lado tenemos al modelo galo, el Citroën C-Elysée, que ha recibido recientemente un restyling para modernizarse, pero que sigue siendo un producto pensado para países emergentes, como sus responsables declararon hace unos años. Por el otro, el Skoda Rapid, cuya principal novedad está en su nuevo motor 1.0 TSI de tres cilindros, que viene a sustituir al anterior 1.2 de cuatro, manteniendo potencia (110 CV) y prestaciones y mejorando ostensiblemente el consumo.

Este es el primer aspecto destacable y diferenciador entre nuestros dos protagonistas. El motor VTi del Citroën C-Elysée ofrece 115 CV, pero el cuarto cilindro juega en su contra en este sentido y el gasto medio en nuestro test ha superado los siete litros, por poco más de los cinco y medio del Skoda. En el primer round, el francés casi se queda noqueado en la lona, pero se levanta antes de que termine la cuenta atrás para seguir plantando cara al checo.

Y lo hace precisamente con su mecánica, tetracilíndrica, sin turbo, pero que ofrece una suavidad y linealidad en su entrega de potencia más refinada que la que te puede brindar su oponente de tres cilindros. El sonido y las vibraciones en el Skoda Rapid son más evidentes, aunque no resultan molestos. Y la entrada del turbo se nota, imprimiéndole un carácter más deportivo, eso sí, que el que exhibe el Citroën. Pero, repito, tendrás que elegir entre una mayor calma y refinamiento a la hora de ganar velocidad del francés o la brusquedad y cierta deportividad en un Skoda que, por supuesto, marca mejores tiempos en todas las mediciones de prestaciones y recuperaciones. Sobre todo en estas últimas, y es que una relación más y el turbo son fundamentales a la hora de ganar velocidad en marchas más largas.

El C-Elysée sigue sin recuperarse

Ambas cajas de cambios manuales ayudan bien, pero más lo hace la del Rapid, con seis velocidades e inserciones más precisas y suaves. La caja de cinco del francés necesita también un repaso, de cara a suavizarla, aumentar su precisión, corrigiendo holguras y, sobre todo, darle una sexta relación que permita bajar los consumos en largos trayectos, uno de sus escenarios preferidos.

En marcha, se nota que el Citroën C-Elysée está pensado para rodar cómodamente por todo tipo de carreteras, por muy roto que esté el asfalto. En estas superficies ofrece más confort y su filtrado de irregularidades resulta más convincente. Pero esto precisamente le pasa factura a la hora de sujetar el vehículo en los virajes. Los balanceos aquí, e incluso los cabeceos en fuertes frenadas, son mucho más evidentes que en el Rapid.

Hablando de frenos: los tambores traseros del C-Elysée no son propios de una berlina de este tamaño y, obviamente, tienen su repercusión en las mediciones, rozando los 40 metros al parar desde los 100 km/h.

Con lo visto hasta aquí, yo ya tengo muy clara mi elección, pero me falta observar más a fondo ambos habitáculos. Al volante, me encuentro con que el del Citroën no se puede regular en profundidad. Bueno, sus asientos delanteros, por lo menos, son mullidos y muy cómodos, aunque vuelve a haber un elemento que los empaña: el reposacabezas se sitúa demasiado atrás y resulta incómodo. Además, no encuentro muchos huecos para dejar cosas... Sobre todo detrás, donde ni siquiera el lateral de las puertas tiene ninguno. Tampoco hay reposabrazos central ni elevalunas eléctrico. Claro que de esto último también carece el Skoda Rapid.

Pero el Rapid está mucho mejor construido que el C-Elysée. Se nota en los detalles, en los materiales, en sus ajustes... la vista desde el volante es de un salpicadero sobrio, pero mejor rematado que el de su contrincante. Algo que se nota claramente, por ejemplo, y trasladándonos a su maletero, en los cables que pasan por el interior del portón: detalle mejorable...

Por lo menos, el precio juega a favor del Citroën. Nada menos que 4.400 euros más barato. Pero no, esto no podía quedar así: la política de descuentos de uno y otro iguala las facturas finales. El C-Elysée tiene una rebaja de 2.300 euros y el Rapid de 6.270. Con esto, los dos rondan los 14.000 euros. Eso sí, con un equipamiento tan parco que seguro te lanzas a por algún acabado superior en ambos. Y aunque el Skoda Rapid cueste algo más, nunca antes en un cara a cara lo había tenido tan claro...

Conclusión: El descuento puede influir mucho en la elección

En general, y prácticamente por goleada, el Skoda Rapid se alza con una victoria clara y contundente. Es mejor coche en todos los sentidos. Y, además, cuenta con un descuento de más de 6.000 euros. Si no fuera por esto, la diferencia de precio se iría a unos 4.000 euros y por ese dinero, muchos se decantarían por el C-Elysée que, por otra parte, cumple dignamente.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.