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Comparativa: BMW M4 GTS vs Porsche 911 GT3

Son lo más parecido a conducir un coche de carreras, aunque tengan atributos de sobra para circular por carretera abierta. En esta comparativa del BMW M4 GTS vs Porsche 911 GT3 comprobamos que aún quedan coche de diversión pura.

Motorizaciones comparadas:

Son dos deportivos en la frontera de ser coches de carreras. El Porsche hizo 7:25 minutos en Nordschleife, el BMW, 7:28. Nos ponemos al volante y los enfrentamos. Comparativa: BMW M4 GTS vs Porsche 911 GT3.

Primera diferencia: el Porsche 911 GT3 (2017) es un deportivo de base, el BMW M4 GTS se basa en el BMW Serie 4, un coupé pensado para viajar en el que no falta espacio un buen maletero, atributo del que no puede presumir el Porsche. En el M4 GTS, el motor, cambio, chasis, ruedas y frenos provienen, claro, de la división M. Eso es lo que lo muta en un deportivo radical. Tiene componentes añadidos en la carrocería de aluminio y fibra de vidrio que le dan un aspecto mucho más musculoso que el del modelo normal.

VIDEO: un BMW M4 GTS dándolo todo en circuito

Añade un diferencial bloqueable activo, y barras de torsión que le dan aún más rigidez al conjunto. Y un nuevo sistema refrigeración para el aumento de potencia de su seis cilindros en línea, que sube a 500 CV y 600 Nm de par. Tiene construcción aligerada en el capó, splitter, alerón trasero, difusor y salpicadero. También cuatro escapes Titan, y redondea su estampa con unas llantas forjadas de 19 pulgadas delante y 20 detrás. Recibe los frenos cerámicos del M4 de serie. Dentro: barras de seguridad, cinturones de seguridad de seis puntos y tapicería Alcántara por doquier. Desde allí se pueden variar diversas configuraciones del coche, como por ejemplo las posiciones del 'splitter' frontal o el alerón trasero. 

El Porsche monta un motor atmosférico aún más radical, capaz de estirar hasta las 6.000 vueltas. Las vías son todavía más anchas e incluye dirección en las ruedas traseras. El chasis es de aluminio, igual que las llantas de 20 pulgadas. El cambio de doble embrague es más eficiente que el manual, y ese es el único motivo para elegirlo. 

Máquinas de diversión pura

La sensación que proporciona, por muchas virguerías tecnológicas que incluya, es la de un contacto directo con el asfalto: la dirección te lleva, al milímetro, a donde miran tus ojos. La respuesta del motor bóxer es inmediata, a partir de las 6.000 vueltas el empuje es brutal y la transmisión gestiona la banda de revoluciones con absoluta perfección. Pasa por las curvas con una exactitud que no habíamos visto nunca antes en un 911.

El BMW M4 GTS es otra cosa. Su comportamiento es típicamente M, y eso implica mucha agilidad, pero su zaga empieza a bailar antes que en el Porsche. El comportamiento recuerda al del M4, pero su dirección es un poco más espontánea y permite entrar más fuerte en las curvas, merced a una tracción un poco mayor. En cuanto pillas sus límites, permite llevarlo por circuito con una velocidad abrumadora, y redondear las curcas con una limpieza inédita en un M4.  Y por mucho que lleves al límite a su poderoso motor biturbo, la tracción nunca se resiente del todo. Siempre se mantiene en unos márgenes controlables por unas manos mínimamente duchas. La diversión al volante de este bólido no tiene parangón.

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