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Ayer vs hoy: Abarth 124 Spider vs Abarth 124 Rally Sport

Abarth lleva la deportividad del Fiat 124 Spider más allá con un roadster que recuerda a los modelos de antaño en sonido y encanto. En este cara a cara de ayer vs hoy del Abarth 124 Spider vs Abarth 124 Rally Sport comprobamos si los años han pasado... Para bien.

Motorizaciones comparadas:

El nuevo Abarth 124 Spider lleva algo a bordo que lo hace único: el sistema de escape con el musical nombre "Record Monza", que le da un sonido rabioso, ardiente... Como en los roadster de antaño. Por eso hemos decidido ponernos también al volante de su antepasado Ayer vs hoy: Abarth 124 Spider vs Abarth 124 Rally Sport.

La cualidad sonora es uno de los máximos diferenciadores respecto al Fiat 124 Spider normal. Una edición, la del Abarth, que de entrada se lanza con 2.500 ejemplares con el volante a la izquierda, mucho Alcantara en el cockpit, ruedas de 17 pulgadas específicas, chasis deportivo y frenos Brembo, todo montado a mano por Abarth en Turín.

El 1,4 litros turbo rinde ahora 170 en vez de los 140 CV del Fiat Spider en el que se basa, eso sí: cuesta casi el doble. El par motor sube de 240 a 250 Nm, acelera de 0 a 100 km/h un par de décimas antes (también que el MX-5 tope de gama con 160 CV) y aumenta su eficacia y velocidad en curva gracias a su diferencial autoblocante de serie y la potencia de sus frenos Brembo, que permite apurar más antes de cada giro.

Sí que echamos en falta algo más de firmeza en la dirección y una respuesta algo más precisa. El botón Sport del cambio automático de seis velocidades opcional no ayuda demasiado, ya que solo adelanta levemente la respuesta del acelerador y la dirección. 

En la zona media del cuentavueltas el cuatro cilindros empuja con poderío pero, como suele suceder en los turbos, pierde algo de alegría llegar a la parte alta, con su límite en las 6.500 rpm (nada que ver con el atmosférico del Mazda, que sube sin resuello hasta las 7.000 y más allá).

Cambiemos de montura: nos subimos al Abarth 124 Rally clásico que nos ha prestado el coleccionista Werner Hagen. Un deportivo de 1973, campeón de rallyes y con un aspecto imponente a día de hoy, perfectamente restaurado. Es el antepasado el Abarth 124 Spider actual, por eso lleva también el capó pintado en negro, bajo el que aloja los carburadores Weber. 

Abarth

Su sonido es tan espectacular que hace que a su lado el Abarth actual parezca un angelito. El 1.8 ruge y responde con tosquedad y brutalidad, el duro embrague se combina con un cambio de cinco marchas con cortísima desmultiplicación: a 40 km/h ya voy en tercera, sus generosos 150 CV mueven con increíble soltura los 900 kilos de este roadster. La zaga da algunas sacudidas cada vez que piso el acelerador a fondo, pero con el diferencial trasero enseguida le pillo el punto y es controlable. 

Las prestaciones son notables para su época: 190 km/h de velocidad máxima y 10,5 segundos para pasar de 0 a 100 km/h. Pero el motor suena y se siente aquí dentro de tal manera, que siempre tengo la sensación de ir mucho más rápido. Le falta el refinamiento y la usabilidad diaria del modelo actual, claro, y consume más del doble. Pero su encanto es indiscutible.

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