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¿Más impuestos para la carretera?

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La noticia que quiero comentar en esta ocasión es de la semana pasada, aunque reconozco que he tenido que dejar pasar todo este tiempo porque, si no y a pesar de ser esto un blog, encontrar las palabras adecuadas sin tropezar con algún improperio me habría resultado considerablemente más difícil. Te pongo en antecedentes: aseguran los señores de AERCO (Asociación de Constructoras de Obra Pública), que el Ministerio de Fomento no dedicó en 2010 ni un solo euro al refuerzo de firmes. 

Según AERCO, hacen falta unos 350 millones al año para acometer esta clase de obras para las que resulta “inaplazable disponer de recursos económicos”. "Y si en los Presupuestos no se dispone de estos fondos, el Estado debe proveer medios extraordinarios que no impidan la actividad de conservación". Hasta aquí los antecedentes porque el meollo de la cuestión es que el presidente de esta asociación, Javier Sáenz de Cosculluela, ha pedido un nuevo impuesto extraordinario sobre los carburantes para poder asegurar su actividad, de entre 3 y 5 céntimos.  

Creo que las palabras exactas de Coscuella, quien por cierto fue Ministro de Obras Públicas en uno de los Gobiernos de Felipe González, fueron “esta sería una medida soportable y poco inflacionista, que requerirá muy pocos sacrificios”. Y lo peor viene ahora porque Fomento, aunque afirma que gastó en 2010 más de 400 millones de euros en mantenimiento de los firmes, no se cierra completamente a esa posibilidad. A lo mejor soy un poco corto, así que me gustaría que alguien me explicara para qué sirven los impuestos y los numerosos peajes que llevamos años pagando años.

Siempre que una asociación o un sector en crisis, y lo peor es que ahora casi todos lo están, pide ayudas, me acuerdo de los numerosos compañeros –por suerte de otras publicaciones- que ahora ya no tienen trabajo. Espero que nadie que se dedique al mundo de la carretera se ofenda, pero en los últimos tres años y solo en Madrid, unos 10.000 periodistas se han ido al paro y, creo, no ha habido ni un solo medio de comunicación que se haya atrevido a pedir ayudas o un impuesto sobre el papel. Y como el del periodismo, o peor todavía, hay unos cuantos sectores más que sufren la crisis en silencio.

El mantenimiento de las carreteras es un asunto más serio que la información, qué duda cabe, está en juego la seguridad de los ciudadanos. Pero también hay muchos restaurantes que ahora tienen menos del 50% del negocio que hace tres años, no sé de ningún hostelero que se haya planteado pedir un nuevo impuesto sobre los alimentos. Igualmente, conozco autónomos que hasta 2007 cobraban a 3 o 6 meses y ahora lo hacen a 12, como mínimo. Incluso, desafortunadamente, hay unos cuantos miles de españoles con un puesto de trabajo que llevan tiempo sin percibir su salario. 

Me parece que a ninguno de ellos se le ha ocurrido plantear un nuevo impuesto, por ejemplo sobre las nóminas, para asegurar que la paga le llega siempre a todo el mundo. Faltaría más. Pero, claro, todas estas personas padecen la desgracia de no estar reunidas en una asociación o patronal que esté dirigida por el señor Coscuella, que con su pensión de ex ministro y un sueldo de ‘lobby’ profesional parece haberse olvidado por completo de la cantidad de ciudadanos que viven cerca del umbral de la pobreza y siguen dependiendo del uso del coche cada día. 

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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