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Famosos al volante: ¿Ficción o realidad?

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Confieso que esta noche, antes de empezar a ver Famosos al volante he estado afilando el cuchillo. Estaba dispuesta a criticar todo lo criticable y a sacar punta a todo lo sacable, pero, tres minutos después, mi muñequito bueno me ha dicho: "venga, dales otra oportunidad".

Supongo que la reflexión de mi 'angelote' pretendía salvarme de las respuestas de todos aquellos que me íbais a acusar de buscar la polémica fácil. Y es que, pensándolo un momento, sentarme ante la tele con una actitud tan negativa restaría objetividad a este post.

Asi que, para que no se diga, esta vez, comenzaré por las cosas que me han gustado de Famosos al volante.

Me han gustado los profesores de prácticas (bastante bochorno han debido sufrir los pobres al tener que asumir ser parte del espectaculo en que les ha metido su jefe, incluidas las presentaciones a modo "hombre sin nervios" y chica "busco a Jack"). Me han gustado la paciencia y los recursos de Fran para conseguir que Juanfran no cruzara las manos al volante (algo que no hizo Rafa en el primer programa y que hubiera estado muuuucho mejor si Falete llevara puesto el cinturón en las plazas traseras) y que Ana Fernández arrancara en cuesta sin peligro para los peatones.

Me ha gustado que Andrea, profesora y psicóloga, se sentara a charlar tranquilamente de los miedos de Patricia y Paloma (obviaré que subir a la segunda, víctima confesa de amaxofobia, a una montaña y poner la canción del Titanic me ha parecido de bastante mal gusto). Y me ha gustado mucho más la clase en la que consigue que Patricia cruce una calle estrecha no, lo siguiente.

Pero, sobre todo, me ha gustado que Rafa apenas haya aparecido en el programa. No es que tenga nada personal contra él, de verdad. Pero no encuentro la gracia ni la utilidad a su tendencia a convertir todo lo que hace en un circo.

Si la técnica de Rafa para conseguir que Ana Fernández arranque en cuesta con dos conos es buena, ¿a qué viene la chorradita de los platos? Si Juanfran esta aprendiendo a acelerar en curvas y a coger correctamente el volante, ¿qué pinta que en mitad de una clase le tape los ojos? ¿Es gracioso? ¿Pretende que gane en confianza? En mi caso, lo único que ha conseguido ha sido ponerme los pelos de punta ante tal irresponsabilidad.

Tras ver el primer programa de Famosos al volante me lancé a escribir un post para dar rienda suelta a mi indignación. Hoy, lo hago buscando respuesta a varias preguntas (las escribiré tal cual me han surgido, no por orden de importancia):

- ¿Es recomendable que un alumno conduza el coche mientras se dirige al examen teórico?

- Si, en pleno examen, el alumno saca el brazo, el cuello y medio cuerpo por la ventanilla, ¿no le suspenden?

- Si el día antes de la prueba final, un alumno está a punto de atropellar a dos peatones y se mete por una calle prohibida, ¿está realmente preparado para el examen?

- ¿Der verdad es necesario montar tal pitote para anunciar los aprobados?

- Y sobre todo (y aquí busco la respuesta sincera de conductores anónimos que se hayan sacado el carné en la autoescuela de los famosos), ¿se desvive tanto el centro (y me refiero a las charlas privadas, los ascensos a la montaña y el curso de conducción segura en el Jarama) con alumnos que no se llamen Falete, Ana Fernández o Agustín Jiménez?

En definitiva, qué nos está mostrando La Sexta con Famosos al volante: ¿ficción o realidad?

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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