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Viva España, viva el Rey

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Ares era un ser mitológico. Hijo de Zeus (dios de dioses) y Hera. Era inmortal y pronto se consagró como dios de la guerra. Su hermana era Eris era otra diosa: la de la discordia. Sus compañeros de aventuras eran sus hijos Fobos y Deimos, es decir, el terror y el temor.

Es curioso que buscando en Youtube me encontrara con Ares sin quererlo. Junto con un compañero, buscaba un anuncio de los años 90 y me topé con el clásico de “Toma Lacasitos”. Entre lágrimas de emoción llegamos a otro “Toma Lacasitos”. El del energúmeno que había sido parado en un control de alcoholemia. Su nombre, idéntico al del dios de la guerra: Ares. El mismo que bailaba como un poseso, apenas podía encadenar dos frases coherentes y se reía de la Guardia Civil cuando le pedía soplar por el etilómetro: lo cogía como una trompeta y cantaba “Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley”. Al rato, se oía el ya clásico “Pim pam, toma Lacasitos”. También se le veía mostrar los nudillos destrozados. Contaba que eso ocurría cuando tomaba no sé qué sustancia.

Siguiendo los enlaces que aparecen en la barra lateral, llegué a otro vídeo que me dejó roto: el amigo Ares aparece en un programa de televisión de esos que hacen... ¿gracia? Pincho el enlace y veo que aparece el presentador, Santi Millán, dando entrada al chaval ese. A partir de ahí, seis minutos de vergüenza. Vergüenza ajena, quiero decir. Aparece en el programa, la gente se ríe. Recibe un amago de reprimenda, pero en seguida aparecen los bailes, las llamadas a los Lacasitos, el ya famoso “Viva España, viva el Rey” y demás ocurrencias. En un momento de la entrevista dice que le han quitado 400 euros y seis puntos. Y entre risitas, que sólo le quedan otros dos.

La verdad, no sé en qué piensa de esto la cadena en que se emitió esto, lo que opina el director y presentador del programa (a toro pasado) o que dicen los productores. Personalmente, me parece de pena que se le dé celebridad al amigo Ares. Al ponerse al volante en su estado, hizo honor a su nombre: dios de la guerra, hermano de la discordia, padre del terror y el temor, no hizo más que pasear la desgracia por nuestras carreteras. Los cementerios están llenos de gente como él, gente que no supo cómo girar el volante en una curva cerrada, gente que se topó con un energúmeno como él, que no supo frenar el coche a tiempo en un paso de peatones. En definitiva, gente que conduce borracha y drogada hasta las cejas. Ares me da vergüenza. Su actitud no ha cambiado, ni presumiblemente cambiará, hasta que no tenga un susto gordo (y esperemos que sin víctimas). Ojalá le hubieran quitado el carné... Y que nunca nadie más le hubiera visto la cara en televisión.
 

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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