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A 170 km/h y le perdonan

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“El coche oficial del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, fue pillado a 170 km/hora”. Un escritor, George Orwell, publicó un libro que se llama Rebelión en la Granja. En él cuenta cómo los animales se rebelan contra la tiranía del ser humano y montan un sistema igualitario. Su “Constitución” tiene siete mandamientos. El último dice “Todos los animales son iguales”.

Nosotros los españoles también lo somos. Es lo que tiene la ¿independencia? del poder judicial: el que la hace, la paga. Sin más. Como Fernández Vara, ¿no? Pues bien, amigo mío, al político se le ha perdonado. Pelillos a la mar. Cuando se le preguntó al elemento acerca de su conducta, dice que a su chófer no le dice a qué velocidad tiene que ir, pero sí pone la hora. Vamos, que le dice: “en media hora tenemos que hacer 120 kilómetros”, por ejemplo, y su brazo ejecutor se encarga de saltarse a la torera las normas que tanto nos están friendo a los demás. Como si yo digo: “Quiero tardar tres horas en llegar a Benidorm”, y no las seis de rigor cuando respeto las velocidades de velocidad tan bien puestas:120, 100, ¡40! (en alguna zona de obras despoblada), etc.

No pienses que me parece un loco, un asesino, un inconsciente. Estoy muy a favor de ciertos tramos de velocidad adecuada a los coches modernos (el caballero disfrutaba de las plazas traseras de un A8). En España por desgracia no lo practico, porque me puede caer la del pulpo. En Alemania, cuando voy a presentaciones, sí que lo hago. Y que conste que sigue habiendo gente que me adelanta a más de 200. Y que tengo todos los puntos del carné, por supuesto.

También me acuerdo de una multa que llegó hace poco. Me pillaron a la tremenda velocidad de 142 km/h en un tramo de 120. Fue un despiste, tenía prisa e iba pensando en mis cosas: el Fiat Bravo que conducía se me “lanzó”. La pareja de agentes que me paró fue siempre correcta, amable y muy simpática, la verdad. Ninguna tacha. Cuando les dije que iba con hora, me dijeron que no podían hacer nada: hay foto, hay velocidad excesiva... Hay ley, en definitiva. Y tenían razón.
Al señor Fernández Vara le han perdonado la  multa. Corría porque iba con hora. Vuelvo a lo que te contaba de Orwell: cuando los nuevos dirigentes de esa granja cayeron en las costumbres típicas de los gobernadores mediocres, las siete tesis quedaron reducidas a una sola: “Todos los animales son iguales, pero unos más que otros”.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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