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'The new Ford Fiesta', anuncios solo para 'listos'

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Lo reconozco: tengo días en que solo me apetece ponerme delante de la caja tonta dispuesto a que absorba el cerebro y sus mensajes penetren en mi organismo como lo haría una aguja hipodérmica. Es lo que tienen los fines de semana, que uno tiene que apretar el botón de desconexión neuronal y seguir tirando en automático.

Este domingo pasado, en plena desconexión neuronal, tuve un momento de lucidez propiciado por los anuncios de coches. Algunos de ellos son simplemente fascinantes. Es más, me quedaría una día entero visionando anuncios de automóviles. Ejercicio que le recomiendo encarecidamente a los ínclitos cineastas españoles, pues así, quizá, se toparían con las musas de la inspiración y puede que incluso nos sorprendieran a los que les pagamos las lentejas. De este modo, el año que viene, en vez de llevarse el Premio Goya a la mejor película la enésima secuela de la guerra civil o la posguerra española –¡qué original!–, puede que triunfe algo distinto. Y puede que incluso los españolitos de a pie volvamos a creer en nuestro cine.

Yo no soy cineasta ni pretendo serlo, pero sí sé cuándo me gusta una pieza audiovisual y, en concreto, el último anuncio del Ford Fiesta me ha tocado la fibra. Por dos motivos contrapuestos: uno, porque es muy original y está muy bien producido, y otro, menos halagador, porque está en versión original.

Cierto es que estamos en un mundo global, que la lengua de Shakespeare está hasta en la sopa –¡qué cool!–, pero creo que todo tiene un límite. Estoy convencido de que más de la mitad de los españolitos de a pie desconoce por qué en el anuncio del nuevo Fiesta aparece una imagen con el mensaje 40 MPG. No se trata del último formato para un tablet, sino de las famosas 40 millas por galón, estándar de consumo establecido en Estados Unidos con el fin de reducir las emisiones contaminantes. 40 MPG, es decir, 5,88 l/100 km. A mi juicio una jartá para un coche como el Ford Fiesta. Pero esto pasa por no adaptar los anuncios a los mercados de destino. Como si todos fuéramos yanquis... o angloparlantes.

Otro hito destacado del mismo anuncio es cuando aparecen unos biciclistas con unos paraguas. Forman la expresión Hands Free Sync, es decir, sincronización por manos libres. ¿Se habrá fijado alguien en ello? Puede que hoy esté más carpetovetónico que nunca, pero si no adaptan lingüísticamente los anuncios al mercado de destino, puede que pierdan potenciales clientes porque no saben lo que ofrecen.

El que el lema mercadotécnico (claim, por si hay alguien de Massachusets) de las marcas se mantenga en versión original tiene un pase (Das Auto, Wir leben Autos, Motion & Emotion, Drive the Change, Créative Technologie, etc.), pero de ahí a que todo, absolutamente todo, esté en versión original es un pequeño desprecio a una lengua que hablamos unos 400 millones de personas en todo el planeta. ¿Te imaginas que una marca española hiciera lo propio en el extranjero? ¿A que no...?

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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