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¿Las mujeres no pueden?

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Javier de la Calzada

Antes de nada, y como siempre que se trata un tema que tenga que ver con el sexismo, debo aclarar, por mucho que me parezca ridículo esto que ni fui, ni soy y ni seré machista en cualquier aspecto de mi vida. Una vez pasado por este absurdo trámite te expongo un argumento con el que a lo mejor coincides o a lo mejor no. Es complicado y arriesgado, pero ahí va. 

Desde hace muchos años sigo el mundo de la competición al detalle. Y no me refiero solo a las categorías reinas del automovilismo o donde se centran los escasos focos que la televisión le dedica a las cuatro ruedas. En todo este tiempo siempre he pensado por qué una mujer no está en lo más alto de este deporte de forma continuada.

De Villota con el At. de Madrid

Existen excepciones: hace unos años Jutta Kleinschmidt hizo la machada de conquistar el Dakar, aunque hay que reconocer que esa edición fue de las más especiales de los últimos años. También Michelle Mouton se alzó con una victoria en el mundial de rallies a bordo de un Audi Quattro o Lella Lombardi, que puntuó en el Gran Premio de España de 1975. Sin embargo, los años pasan y ninguna fémina se hace un hueco en un mundo que parece copado por los hombres.

Jutta vence el Dakar

Muchos se preguntarán si, no tienen las mismas oportunidades, prepuestos, físico… Ese último aspecto es, quizá, el más determinante de todos para mí porque Bernie Ecclestone lleva años soñando con ver mujeres (no solo en el padock) al volante y en la parrilla de salida. Los ojos se le hacen chiribitas pensando en su vertiente económica y en la cantidad de réditos que le podría dar… ¿Cuánto tiempo llevamos escuchando el salto de Danika Patrick a la Fórmula 1? Parece que en EEUU se desenvuelve mejor que aquí y no llega a decidirse (ella o cualquier equipo) por hacer un test real.

Danica en acción

El enfrentamiento entre hombres y mujeres en el deporte siempre ha tenido un carácter desigual. En tenis, por ejemplo en 1992 Jimmy Connors se enfrentó a Martina Navratilova en un partido en el que la jugadora podía utilizar la parte de la pista destinada a los dobles. El americano ganó 6-1. Hace pocas semanas Elena Rosell se puso a los mandos de una Moto 2 sustituyendo al lesionado Julio Simón. Es cierto que sentarse por primera vez en cualquier moto o coche de carreras que no es tuyo y hacer tiempos inmediatamente está al alcance de unos pocos elegidos, pero Elena pasó un auténtico calvario con caída fea incluida en los entrenos que le privó disputar la carrera. 

El aspecto físico es determinante en la denominada Guerra de sexos porque en el mayor parte de los casos la balanza se inclina en este caso hacia el hombre. Un ejemplo claro, aunque esta vez en el bando masculino, es el de Dani Pedrosa cuyo cuerpo le impedirá ser Campeón de Moto GP: su 1,60 y 50 kilos le lastran a la hora de domar una fiera que se maneja, principalmente con el abdomen, a pesar de los 700 abdominales diarios que hace.

En un coche de carreras la historia no es muy diferente ya que el conjunto cuello, brazos y piernas son los que guían el automóvil. Aunque la preparación física haya sido la misma, los cuerpos no se comportan de forma igual y eso se nota a simple vista. Hace dos temporadas la valenciana Carmen Jordá empezó a ocupar páginas en los medios especializados, aunque finalmente los cantos de sirena que le llegaron desde el mundo de la publicidad le apartaron de la que parecía ser una prometedora carrera. En la actualidad María de Villota se pelea en cada carrera de la Superleague Fórmula representando con su bólido al Atlético de Madrid, aunque la suerte no le acaba de acompañar del todo… Echando la vista hacia atrás una mujer española hizo acopio de varios éxito durante un tiempo: Balba González Camino que ganó el Campeonato de España de GT en 2000 junto a Miguel Ángel de Castro, entre otros logros.

Jordá en el box

El cuerpo es básico para un deportista y en el automovilismo más si cabe ya que, en muchos casos, la dureza de una determinada prueba es la que hace la selección natural y ahí la mujer suele tener todas las de perder. No cabe duda de la gran expectación que se daría si tuviéramos a una mujer poniendo en apuros a Vettel, arrancándole las pegatinas a Alonso o dejando a un segundo y medio a Loeb. Sin embargo, esto parece que no lo verán nuestros ojos. Una pena.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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